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Cásate conmigo otra vez

Buscando a Woody

Por Brian Macchi


6 puntos


El matrimonio ha sido estudiado por diversos análisis en congresos, libros, tesis. Y, obviamente, el cine no ha sido ajeno a esta investigación. Existen cientos de ejemplos donde la vida de pareja fue reflejada en sus diferentes entramados por distintos actores y cineastas, que en la mayoría de las oportunidades resultaban semejantes o similares.

Como el ser humano sigue evolucionando y (a su vez) retrocediendo, continúan surgiendo teorías analíticas sobre este vínculo, y nuevamente el cine exhibe éstas nuevas investigaciones, que al mismo tiempo le permiten refrescar un género que ya cansaba por su poca originalidad.

Siguiendo estas bases, se encuentra la cinta llamada (en su idioma originario) Ira and Abby, que inexplicablemente en Argentina se tradujo como Cásate conmigo otra vez.

Este film de 2006 cuenta la historia de Ira Black, un neurótico judío con graves problemas existenciales, y Abby Willoughby, una mujer de espíritu libre que trabaja en un gimnasio, a la cual le resulta más fácil resolver los problemas de los demás que ganar dinero. Cuando ambos se conocen, lo imposible ocurre: se enamoran. Conocer a sus suegros, decidir si casarse o no, todo ocurre en unas pocas pero intensas horas. Y la vida es buena por un tiempo, hasta que una serie de cómicos infortunios obligan a la pareja a replantear sus estrategias.

Esta película desde su inicio intenta parecerse a un trabajo de Woody Allen, desde los personajes y sus características hasta que la historia tenga como ambiente a New York. Rápidamente se denota que Ira podría ser el alter ego de Allen, por su nerviosismo y desenfado con el cual transita, y Abby se asemeja a algunos de los roles femeninos de los films del director neoyorquino, por la dulzura con mezcla de esquizofrenia que contiene su personaje.

El problema es que el producto no está elaborado por el realizador de Manhattan y esto se nota en la pantalla. Al film le falta el carácter, la métrica y el humor ácido que le agrega Allen a sus trabajos, lo que provoca que la cinta sea bastante lineal y limitada. Más allá de estas falencias (esencialmente la del humor), la película se las arregla para resultar medianamente atractiva para el espectador, principalmente por la labor de los protagonistas que realizan logradas interpretaciones con pocos elementos, y por cierta originalidad del guión que constantemente busca no caer en lo trillado, a pesar de hacerlo en algunas oportunidades.

Quizás lo mejor de Cásate conmigo otra vez se encuentra en su final, ya que éste resulta curioso y excéntrico pero entretenido y divertido como ningún otro momento del film. Tal vez si se hubiera podido repetir con frecuencia, el ritmo y el humor del desenlace, se estaría hablando de otro producto, y no de éste, que mas allá de ser un trabajo medianamente aceptable, no pasa de ser una película más dentro de la historia del cine.

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