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Misión Babilonia

Pobrezas del este

Por Juan Francisco Gacitua

¿Qué pasa por la cabeza de Vin Diesel? ¿Dejar algo en la gente, lograr excitar al espectador, crear una serie de películas “con Vin Diesel”? Tal vez lo conozcan de películas como XXX, Rápido y furioso, Rápido y furioso: reto Tokio y Rescatando al soldado Ryan, pero antes que parecer el simpaticón Troy McClure, Diesel tiene mucho de Rainier Wolfcastle (Mc Bain): sus actuaciones no bordean el ridículo porque se internan de manera directa en él, los guiones le apuestan todas las fichas, y constantemente demuestra que eso le resulta demasiado peso, lo que se eleva a grandes potencias por la mediocridad de los filmes en los que se mete (I bet I can find 1,000,000 people who hate Saving Private Ryan, muy pronto, en Facebook).

Con un fresco del futuro humano que falla durante toda la película, abusando del travelling como para MOSTRAR  LA SORDIDEZ Y LA DESTRUCCIÓN, empieza Diesel a mostrar que Toorop no se come ninguna, que sabe la posta porque ya se murió, que pelea con estilo, que camina con estilo (un horrendo intento de estilo Harlem bajo la lluvia… ¡con la capucha puesta! Pobreciiiiito), y uno que empieza a pedir que John McClane aparezca a quejarse de los tiempos modernos, y que haga callar a ese tipo duro, vulgar, torpe, cuyo físico no puede desviar la atención de las arrugas feísimas que se le hacen en el rostro cada vez que quiere expresarse.

Los otros dos personajes, Aurora (muy sexy Mélanie Thierry) y la hermana Rebeka, despiertan un poco de interés para seguir el relato –y no quiero olvidarme del pobre Gérard Depardieu, debiendo imitar el acento ruso como todos los demás, logrando un mafioso menos creíble que un ministro que se llame Aníbal-. Éste último es quien le encarga a Toorop llevar a la joven Aurora a los Estados Unidos, donde éste es considerado un terrorista, a cambio de buena plata y que pueda quedarse allí sin que lo persigan. En el transcurso del viaje Rebeka le tiene que ir explicando por qué la chica se enchincha si ve que alguien sufre o si se arma pelea –todas pésimamente filmadas y coreografiadas-, cómo puede, de repente, manejar un submarino, o que en el medio de una charla amena diga que se van a morir cuando lleguen a Nueva York, o que escuche estas conversaciones mientras hace que duerme (no se preocupen si no captan este último detalle, se repite a los cinco minutos).

Y cuando Aurora aparece para comérsela con papas, y Toorop se la va a chapar, aparece Rebeka. Y al momento de definir las cosas, aparecen, todos juntos, los cyborgs, las religiones corruptas, las conspiraciones mundiales, una nueva virgen embarazada, motoqueros de pandillas, unos misiles teledirigidos de bolsillo, una máquina para ver en un monitor tus últimos recuerdos, un telebeam ridículo de una frase de Aurora, y Toorop cyborg criando dos nenas. ¿Muy rápido? A mí no me movió un pelo.

2 puntos

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