Julian Schnabel merodea el relato biográfico apuntando fundamentalmente a aspectos estéticos y su vinculación con el arte del personaje. Por suerte está Dafoe, que conecta todo con su maravillosa interpretación.
Una pequeña película integrada por pequeños conflictos, que es una clase magistral de cómo poner en escena los vínculos personales de criaturas enormemente humanas.