La película de Néstor Zapata es por momentos un noble homenaje a viejas tradiciones del espectáculo, pero pierde cuando cae en un camino de metáforas y simbolismos.
La película sigue a un ilusionista que siente la necesidad de recuperar su tiempo de amor perdido. Dirigida por Néstor Zapata, está protagonizada por Luis Machín.