Michael Winterbottom confirma su eclecticismo con esta sátira ambientada en el mundo de la moda. Un film que promete volverse salvaje, pero termina siendo demasiado culposo.
El final de la saga de los Skywalker es una película ciertamente entretenida, pero que no logra hacer confluir sus múltiples elementos y compromisos de la forma más fluida.
La secuela del emblemático film de 1996 va a lo seguro y repite los mecanismos de su predecesora, funcionando como reversión lavada e inofensiva, sin aportar nada nuevo.