La nueva integrante de la histórica franquicia es una película de una energía arrolladora, que sólo se detiene en un final anticlimático que no está a la altura.
Paul W.S. Anderson vuelve a adaptar un videojuego, pero su notoria intención de darle comienzo a una franquicia le impide construir una historia realmente atractiva.
Bryan Singer vuelve a pisar firme con un clásico suyo, una película de los X-Men sólida y entretenida, aunque con exceso de guiños a los fans que es la regla de oro de nuestros días.