La película de Dan Kwan y Daniel Scheinert explora el tema del multiverso a partir de sus múltiples posibilidades, pero se nota el esfuerzo en querer ser original.
Una comedia romántica que no es tal, porque en verdad no es más que un retrato complaciente de sectores que dicen ser orientales pero son plenamente occidentales.
La continuación de El tigre y el dragón producida por Netflix es una buena película de acción y aventuras, pero que carece del romanticismo y la nostalgia del original.