Un film que es puro vértigo, pero que al mismo tiempo se las arregla para, desde su combinación de capas estéticas y narrativas, ser honesta consigo mismo y con el espectador.
El balance general que arrojan estas últimas entregas es más negativo que positivo, a partir de algunos experimentos genéricos bastante fallidos, aunque hay una vuelta a las fuentes que revierte la tendencia.
La familia Belcher llega a la gran pantalla después de doce temporadas en un film que va de mayor a menor. Sin mayor ambición, termina siendo un capítulo estirado.