Rever esta película, una de las cumbres del recientemente fallecido Giuliano Montaldo, sirve para pensar los peligros del presente, pero también para exonerarla de sus obligaciones éticas.
Una comedia romántica que explota viejas fórmulas, pero que a partir de la moderación con la que lo hace logra sobresalir en el contexto de un pobre cine italiano.