El film de Farhad Safinia cuenta dos historias en paralelo que se terminan uniendo. Sin embargo, no logra que el relato tenga unidad entre el clasicismo de Mel Gibson y la sobreactuación de Sean Penn.
Esta comedia dramática juega con los mecanismos del vodevil y se esfuerza por encontrar algo de profundidad en sus personajes, aunque a veces se vuelta confusa de tan imprevisible.