La película dirigida por Daniel Stamm está basada en eventos reales. Cuenta cómo la Iglesia Católica reabrió las escuelas de exorcismo para capacitar a los sacerdotes en este rito sagrado.
Un nuevo ejemplo de mal cine a cargo de Rob Cohen, un director incapaz de asimilar las posibilidades delirantes que tiene una historia que mezcla robos y huracanes.