Una secuela que se muestra autónoma y potente, a partir de una productiva suma de ideas estéticas y narrativas, en un relato repleto de personajes queribles.
Esta comedia navideña con Jillian Bell e Isla Fisher pretende darle una vuelta de tuerca a los cuentos de hadas, pero le falta ingenio y sensibilidad para ser mínimamente trascendente.