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MAR DEL PLATA 2011: “las películas son como hijos, que uno quiere aunque sean feos”

Por Mex Faliero // foto: Juan Manuel Quintanilla

Un artista no sólo debe parecer coherente, sino que además debe serlo. En el caso de Joe Dante, pudimos comprobar ambas cosas de la mejor manera posible: teniéndolo en frente y viendo su obra, porque es la única forma de saber si el discurso va de la mano de la acción. La presencia del director de Gremlins (sí, pero también de Aullidos y de Los exploradores, y de muchas otras delicias) en el Festival de Mar del Plata se ha convertido en la mejor de las noticias, en un encuentro que más allá de sus falencias en el nivel de la mayoría de las películas, ha presentado una interesante cantidad de obras de esas vinculadas con el cine de género como el terror y lo fantástico, el cual termina de poner un moño con la presencia de Dante en la ciudad.

Para el cronista fueron como 24 horas seguidas de Joe Dante, aunque lejos del fanatismo: no crea usted, estimado lector, que este muchacho lo corrió por pasillos muñido de una remera de los Gremlins. Pero sí hubo un interés por ayudar a la memoria con una revisión de aquellas dos películas de los bichitos esos que si los alimentás o los mojás se vienen cosas tremendas, y además hubo interés por comprobar si eso que muestran sus películas se confirma con el personaje, yendo a la charla que brindó este jueves en el Punto Cine. Y la verdad que el personaje Dante se sostiene. Tipo prolijo, sereno, casi parece un visitante médico con su corbatita y su camisita reglamentar, pero tiene la verba notable de un provocador, de un tipo que no tiene miedo en decir lo que se le ocurre y que esconde, tras esa apariencia, a un subversivo del discurso pop, más o menos eso que sabíamos con Gremlins 2 especialmente.

En primera instancia, que todo aquello que uno suponía del tipo se confirma cuando comienza a describir que lo formó: las largas sesiones de matinés, tan largas que incluso un día sus padres llamaron a la policía porque el pequeño Dante no volvía a su casa; se había quedado mirando películas. De hecho, todavía recuerda la poliomielitis que se agarró en 1956, que lo alejó de las salas un largo período. Especialmente recuerda la década de 1950, que “fue un gran período para el cine orientado a los niños”, y destaca que lo que más le fascinaban eran los western, las de ciencia ficción como El planeta prohibido o, claro que sí, los dibujos animados: con Bugs Bunny y Tom y Jerry a la cabeza, más la figura siempre amada de Chuck Jones. Pero además, recuerda a esa época como una en la que “pensábamos que cualquier avión que pasara volando, llevaba dentro una bomba atómica”.

Dante tiene la inteligencia de aquella generación que explotó en Hollywood entre los 60’s y los 70’s, muchos de ellos provenientes de la escudería de Roger Corman: sus películas eran no sólo estupendas narraciones, sino que además eran el ejemplo de una cinefilia monstruosa. Por eso el director no sólo ha construido una trayectoria ejemplar, sino que además es de esos que saben explicar y describir su obra. Y es un placer coincidir con don Dante, quien tiene como su película favorita a Gremlins 2, aunque reconoce que las películas para un director son como los hijos “y por más feos que sean, uno los quiere igual”.

El director comentó que lo que más le interesa es dejar una huella personal, ejemplo que sigue de un “Hitchcock, un Sam Fuller, un John Ford” y es por eso que también su paso por la dirección ha sido tan espaciado en los últimos años. Al menos en cine, porque en televisión ha estado muy involucrado con varios proyectos, y de hecho Dante ve al medio como un espacio “donde hoy se da más lugar al contenido, y no tanto a los efectos. Las películas intermedias, ni las de gran presupuesto ni las pequeñas, se hacen hoy en la televisión”. Dante, a diferencia de muchos, no sólo que no reniega de la TV, sino que además habla bien del 3D, aunque reconoce que sólo aquellas películas pensadas con esta tecnología son las que funcionan adecuadamente.

Y si bien el director tiene una filmografía por demás atractiva, obviamente que muchos iban a indagar en Gremlins y la posibilidad de una continuación. Esto se habló tanto en la charla como en las presentaciones que hizo de cada película en el Auditórium: allí, de paso, sumó una anécdota que incluyó a Spielberg, productor de las dos Gremlins. Dijo Dante que cuando le mostró la secuela, el director de Tiburón se tomó la cabeza y expresó: “¡qué hicimos!”. Definitivamente, aquella película que uno recordaba con mucho cariño no sólo que no ha perdido su fuerza, sino que además, visto lo que ha pasado en el Hollywood de los últimos 20 años, se ha convertido en una de las últimas piezas de un mainstream libre y desquiciado, que dejaba actuar a los autores a gusto y piacere.

Dante desconoce si actualmente se habla de una tercera parte, aunque supone que en algún momento se comenzará a hablar de ello. Se lamenta porque seguramente va a haber mucho CGI y señala que parte del encanto de aquellas películas era, en cierta forma, la manera artesanal como estaban hechas y que había limitaciones que se convertían en virtud. Sobre un posible ofrecimiento para una tercera parte, el director dijo que de eso “seguro, pero no va a suceder”. En aquellos tiempos le dieron todo el dinero del mundo porque no encontraban el guión adecuado: Dante fue, retomó la historia original destrozando a la historia original, burlándose de sus lugares comunes, de su estructura y sus reglas, y montando una orgía verde que se sostiene como la más subversiva obra que pudo haber dado Hollywood.

Joe Dante no precisa de poses descontracturadas ni gestos de “loco” posmoderno para ser un osado (aunque no tan reconocida, Pequeños guerreros fue igual de genial y burlona). Es un saber enciclopédico, es un cuerpo cinéfilo que no puede hacer otra cosa que filmar, y filmar lo que le gusta. Si Gremlins 2 es la película favorita suya, Matinee le parece la más personal y significativa. Dante, un genio afable que anduvo por estas costas en un festival que fue tomado, por unas horas, por la juventud y un espíritu gremlin -las dos funciones en el Auditórium fueron una fiesta- a favor del rompan todo y en contra de las bellas formas que adormecen. Revolución verde, muppets en ácido. A reír y a morder con todas las ganas.

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