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Murió el director de culto Narciso Ibáñez Serrador

El director de cine y televisión Narciso Ibáñez Serrador murió hoy en Madrid a los 83 años, han confirmado a Efe fuentes familiares.

Pionero, prestidigitador, creador de ilusiones y pesadillas, Narciso Chicho Ibáñez Serrador, revolucionó la televisión en España con programas como Un, dos, tres…, pero también abrió camino a toda una generación de cineastas con su contribución al género de terror.

La enorme popularidad de ese concurso televisivo en la era preinternet relegó durante un tiempo su aportación a la ficción, pero en los últimos años se han sucedido los homenajes para paliarlo, desde el Premio Feroz de la prensa cinematográfica (2017) al Goya de Honor que recibió este mismo año.

Cineastas como Alex de la Iglesia, Alejandro Amenábar, Juan Antonio Bayona o Jaume Balagueró han reconocido unánimemente la influencia que ejercieron en ellos sus películas  ¿Quién puede matar a un niño? (1969) o La residencia (1976), historias terroríficas en las que Ibáñez Serrador aplicó su mejor truco: no mostrar sino incitar a la imaginación.

Solo dirigió dos películas para cine, pero fueron muy influyentes, al igual que su filmografía televisiva. Sus Historias para no dormir congregaban cada viernes ante la pantalla, entre 1966 y 1968 -y en una segunda etapa en 1982- a un público ávido de suspense y terror.

La mayoría de los capítulos, de entre media hora y una, eran adaptaciones de célebres escritores del género, desde Ray Bradbury a Edgar Allan Poe, títulos como El cumpleaños, Los bulbos, El último reloj o Doctor Jekyll y Mr. Hyde.

Ibáñez Serrador adaptaba, dirigía y presentaba cada entrega con una personal e inolvidable introducción, inspirada en lo que hacía Alfred Hitchcock en la televisión británica. También dirigió algunos guiones propios como Historias de la frivolidad (1967) o La culpa (2009).

De origen uruguayo, nació el 4 de julio de 1935 en Montevideo, hijo de los actores Narciso Ibáñez Menta y Pepita Serrador. Su infancia transcurrió viajando constantemente por Iberoamérica y España. Una enfermedad que padeció de niño lo convirtió en un ávido lector, y desarrolló una vocación intelectual.

En la década de los 50, en España, ingresó en la compañía teatral de su madre, donde hizo su aprendizaje como técnico y artista, y en 1954 debutó como actor, con la obra Filomena Marturano. El teatro, siempre lo dijo, fue su escuela y el ámbito en el que, poco a poco, descubrió que la dirección y la escritura le atraían más que la actuación.

En 1957 se trasladó a Buenos Aires, donde empezó trabajando como actor y pronto se consolidó como realizador y guionista en la televisión argentina. En ocasiones firmaba sus textos con el seudónimo Luis Peñafiel. Muchos de sus éxitos españoles los ensayó previamente allí.

Regresó a España en 1963, y un año después ingresó en TVE, lo que supuso el principio de la revolución televisiva, una tarea que vio reconocida en 2010 con el Premio Nacional de Televisión. Sus Historias para no dormir fueron todo un revulsivo en la gris España franquista. La innovación fue siempre señal de la casa.

En 1970 fundó la productora Prointel para desarrollar sus propias producciones, entre ellas, el mítico concurso Un dos, tres, responda otra vez, basado en otro que había producido para la televisión argentina en 1958 (Un, dos, Nescafé).

Casado con la argentina Adriana Gardia, se separaron en 1961. Posteriormente se unió a Diana Nauta, madre de sus dos hijos, y de quien se separó en 1986.

(Fuente: Infobae)

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