Por Rodrigo Seijas
(@rodma28)
Si las producciones de Taylor Sheridan suelen tener un nivel de violencia y oscuridad importantes, lo de Mayor of Kingstown está un par de escalones por arriba. En parte por el mundo que retrata: el de las prisiones, con sus espacios interiores agobiantes, opresivos y sanguinarios, pero también con el “exterior” de esas instituciones, donde se agrupan dinámicas y fuerzas en tensión a veces todavía más siniestras. Pero también por lo que les pasa a los personajes con ese ámbito, del que quieren huir, pero que siempre los termina trayendo de vuelta, aún cuando está claro que todo lo que puede salir mal saldrá inevitablemente mal. La serie, cocreada por Sheridan junto a Hugh Dillon (uno de sus colaboradores habituales) y disponible en Paramount+, se centra en Mike McLusky (Jeremy Renner), quien tiene a cargo un negocio familiar, que fue prácticamente inventado por su padre y previamente continuado por su hermano mayor. Ese negocio es uno de gestión y mediación, de eterno solucionador de problemas y conflictos que surgen dentro y afuera de las prisiones concentradas en el Condado de Kingstown, Michigan, donde el encarcelamiento es la industria y modo de vida principal. Mike es el tipo al cual todos recurren y todos conocen, lo cual lo convierte en alguien poderoso y frágil a la vez, porque siempre queda en la línea de fuego cuando las cosas se ponen espesas. Y se ponen a espesas a menudo, con situaciones de violencia perturbadora, que incluyen asesinatos públicos, motines, explotación sexual y un largo etcétera. Mike debe lidiar entonces con criminales de todo tipo, policías, agentes penitenciarios, funcionarios y agentes gubernamentales, balanceando tensiones y recurriendo a artimañas casi siempre ilegales para mantener un estatus quo constantemente frágil. A su alrededor se va formando una variopinta galería de personajes, que van desde su madre, Mariam (Dianne Wiest), que reniega de la labor de Mike; su hermano menor, Kyle (Taylor Handley), un policía siempre tironeado entre su deberes profesionales, morales y familiares; Iris (Emma Laird), una prostituta con la que Mike entabla un vínculo cuasi paternal; y “Bunny” (Tobi Bamfeta), un líder pandillero con el que tiene una relación repleta de idas y vueltas. Claro que, más allá de las ambigüedades, también habrá adversarios claros, como Milo Sunter (Aidan Gillen), un mafioso con el que Mike tiene varios asuntos pendientes. Las tramas y subtramas que pueblan el relato de Mayor of Kingstown son abundantes y largas de explicar, pero lo relevante es que la serie posee, más allá de algunos excesos dramáticos, una gran habilidad narrativa para ir acomodando las piezas hasta que todo estalla a gran escala en los últimos episodios, siempre con una sensación de inevitabilidad apabullante. A diferencia de, por caso, Yellowstone u Operativo: Lioness, donde los protagonistas padecen pero igual defienden un modo de vida con uñas y dientes, en Mayor of Kingstown los personajes, empezando por el mismo Mike, solo se dedican a la mera supervivencia. Y cuando intentan salirse, sea del negocio, el oficio o la banda en la que están metidos, siempre hay algo que los arrastra de vuelta, con la destrucción o autodestrucción como únicas alternativas. En eso es también la serie más trágica de Sheridan, lo cual no es poco decir.
-Las tres temporadas de Mayor of Kingstown están disponibles en Paramount+. Ya está confirmada una cuarta temporada.
Si disfrutás los contenidos de Funcinema, nos gustaría tu colaboración con un Cafecito para sostener este espacio de periodismo independiente:

