Por Patricio Beltrami
NdR: este artículo contiene spoilers.
A diferencia del debut de la tercera temporada, What if…? se reencontró con su costado más lúdico en el segundo episodio. Para consolidar su atractivo, la historia se respaldó en algunos factores clave. Por un lado, el protagonismo de personajes con delirios de grandeza cimentó, en tono de comedia, un relato tan delirante como visualmente espectacular. En línea con eso, la decisión de haber situado el conflicto en los años locos del Hollywood clásico, escenario de máxima creatividad como de descontrol y derroche, no sólo permite que se logre el verosímil más inverosímil posible, sino que también Marvel Animation pueda rendirle homenaje al cine. Dirigido por Bryan Andrews y coescrito por Matthew Chauncey y Ryan Little, What if… Agatha went to Hollywood? se sitúa en una realidad donde Agatha Harkness (Kathryn Hahn) es una estrella del cine. Bajo la dirección y la producción del magnate Howard Stark (Dominic Cooper) y su asistente Edwin Jarvis (James D’Arcy), Agatha protagoniza una película sobre seres celestiales mientras sigue adelante con un plan secreto. Para ello, le pide a Stark que contrate a otra gran estrella como su contrafigura: Kingo (Kumail Nanjiani), miembro de Eternals. Según relata The Watcher (Jeffrey Wright), en esa realidad la bruja ha descubierto que el celestial Tiamut crece en el centro de la Tierra y, para evitar la destrucción del mundo, planea quitarle los poderes a todos los eternos para detener el apocalipsis. A su llegada a Hollywood, Kingo ya conoce las intenciones de su partenaire, por lo que buscará impedir que se interponga en la misión de los Eternals. Pero en este momento What if… Agatha went to Hollywood? abandona su costado administrativo para zambullirse en el espectáculo. En un enorme número musical donde el Hollywood clásico se combina a la perfección con Bollywood, la batalla entre Agatha y Kingo se mezcla con las coreografías de tap y ritmos hindúes que realizan decenas de bailarines. Para el éxtasis de Stark, los poderes y habilidades de los protagonistas aportan una espectacularidad a tono con la imponente puesta en escena y el despliegue artístico de la superproducción. Como pocas veces se había visto en What if…?, el homenaje y el retrato de una época mítica nutren al conflicto a partir de una puesta visual imponente. Asimismo, la presencia de Stark y Jarvis está más allá del alivio cómico, sino que ambos están perfectamente integrados al relato como exponentes de ese tiempo de ostentación y creatividad en Hollywood (hay grandes chistes sobre el proceso artístico y el capitalismo). Tras revelar que le había quitado el poder y que tenía encerrados en un galpón al resto de los Eternos (otro gran chiste), Agatha convence a Kingo para que le ceda sus habilidades, aunque esto desata la invasión del celestial Arishem (David Kaye). Potenciada por la energía de Tiamut y los Eternals, Agatha se convierte en un ser celestial, cuya apariencia se confunde con las estrellas del cosmos (diseño similar al de algún personaje de Soul). Si bien Arishem le presenta batalla, el poder de Agatha se combina con su magia para eliminar al celestial y absorber sus poderes, todo filmado para la futura película de la bruja. Cuando la villana estaba a punto de esclavizar a la humanidad, Kingo intercede para que desista de su plan. A fin de convencerla, el eterno no apela a su piedad o benevolencia, sino que, por conocimiento propio, apunta hacia lo más grande que tiene una estrella: su ego. En esa época, no había nada más parecido a una deidad que una estrella de cine. Así, What if… Agatha went to Hollywood? termina con el estreno de la película de Agatha y Kingo frente a una multitud que los idolatra. Al final, en la noche estrellada de Hollywood, detrás de la figura de The Watcher emergen tres inmensos celestiales dispuestos a vengarse de la bruja. Este capítulo no sólo será uno de los mejores de esta última temporada, sino que seguramente estará entre lo más destacado de la serie. Y aunque desborda autoconsciencia, la apuesta por la comedia y la acción se desarrolla virtuosamente impulsada por el cariño genuino al cine, sus estrellas y sus artesanos, jugando con una época tan deslumbrante como mítica e inverosímil.
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