Por Rodrigo Seijas
(@rodma28)
El primer, y quizás principal, interrogante que surge cuando se está por ver una miniserie como Ahsoka -como quizás con todas las series del universo de Star Wars– es cuánto conocimiento previo hay que tener. Es decir, si hay que conocer mucho del “canon”, de la mitología previa que ya ha sido narrada a través de películas, series (como Star Wars: rebels) y otras expresiones artísticas de la franquicia. La respuesta es doble: si se vieron otras obras, se hace más fácil captar algunos detalles de la trama, pero lo cierto es que la creación de Dave Filoni parece pensada para captar la atención de cualquier espectador. Al menos, eso es lo que insinúan los dos primeros episodios, Master and Apprentice y Toil and Trouble, que no subestiman al espectador, pero que también plantean un conflicto central relativamente simple. De hecho, el arranque de Master and Apprentice retoma el ya clásico texto introductorio de las películas de Star Wars, para luego avanzar con una secuencia que va al hueso, con un caballero oscuro, Baylan Skoll (el fallecido Ray Stevenson), y su aprendiz, Shin Hati (Ivanna Sakhno), irrumpiendo en una nave de la Nueva República y liberando a una especie de bruja llamada Morgan Elsbeth (Diana Lee Inosanto), que había sido capturada por Ahsoka (Rosario Dawson). El objetivo del trío es encontrar y traer del exilio al Gran Almirante Thrawn, quizás la última gran figura del Imperio, al cual se creía fallecido. Tras ellos tendrá que ir Ahsoka, que contará con la ayuda de Hera Syndulla (Mary Elizabeth Winstead), su droide Huyang (David Tennant) y eventualmente Sabine Wren (Natasha Liu Bordizzo), que supo ser su compañera de aventuras y discípula. La trama principal gira en torno a esta presentación y la disputa por un dispositivo que funciona como un mapa para hallar a Thrawn. Quizás la mayor debilidad argumentativa aquí sea el hecho de que Ahsoka no ponga muchos obstáculos para que Sabine pueda quedarse sola para descifrar las claves de ese artefacto, al cual buscan unos personajes muy peligrosos. Pero lo cierto es que eso sirve como puente para un atractivo enfrentamiento entre Sabine y Hati, donde la primera es la derrotada. Eso deja todo abierto para Toil and Trouble, dirigido por Steph Green, donde todos los esfuerzos de las protagonistas se concentran en hallar pistas sobre dónde enfilar la pesquisa. Ahí es donde el relato se permite -del mismo modo que lo hacían The Mandalorian y El libro de Boba Fett– señalar que los cambios implementados por la Nueva República son limitados y que distintos sectores del Imperio continúan con poder y al acecho. Ahí tenemos, por caso, un considerable pasaje en una fábrica donde se descubren unas cuantas complicidades con Morgan Elsbeth. Sin embargo, el verdadero dilema pasó por lo afectivo, en la necesidad de Ahsoka de recomponer su vínculo con Sabine, y viceversa. Eso implica unirse para emprender una misión con un enemigo en común y ciertamente temible, pero también retomar el lazo de maestra y aprendiz. Seguramente, uno de los desafíos que deberán afrontar Ahsoka y Sabine pasará por evitar choques entre la rigidez profesional de la primera y la voluntad de hacer la suya por parte de la segunda. El cierre de Toil and Trouble, con Ahsoka volviendo a llamar “Padawan” a Sabine, nos invita a esa aventura, a partir de dos episodios sólidamente narrados y con unos cuantos hallazgos de puesta en escena.
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