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BUENOS AIRES ROJO SANGRE 2021: Mini-Críticas de Funcinema

Pasó una nueva edición del Buenos Aires Rojo Sangre, el tradicional encuentro de cine fantástico y de terror que este año ofreció proyecciones online. Desde Funcinema repasamos algunas de las películas de la programación.


Al 3er día, de Daniel de la Vega / 3 puntos


El arranque es prometedor: vemos a Cecilia (Mariana Anghileri) en la ruta junto a su hijo. Hay una mala maniobra, un choque con una vieja camioneta conducida por un sacerdote (Gerardo Romano) y luego una elipsis. Cecilia abre sus ojos y se encuentra en una vieja casa derruida, pide ayuda y finalmente es hospitalizada sin saber qué fue del niño. Lo que mejor sobrelleva el film es este suspenso en torno a lo que sucedió ese fatídico día y la angustia de la protagonista al reconstruir lo sucedido. Por desgracia, desperdicia esta faceta cuando da pie a la subtrama policial que desencadena su escape del hospital. El enfermero de Lautaro Delgado, que carece de un móvil para involucrarse tanto en la historia, el policía de Osvaldo Santoro, que tiene un proceder errático, e incluso el ex marido de Cecilia, interpretado por Diego Cremonesi, son un mejunje desafortunado que sumado a secuencias torpemente hilvanadas (cierta muerte accidental en el hospital es al menos risible) hunden la película a pesar de sus nobles intenciones. Confuso y forzado a pesar de contar una historia con giros que podrían haber resultado interesantes, Al 3er día se pierde entre la medianía del terror local sin lograr hacer un aporte significativo. Cristian Ariel Mangini


Al morir la matinée, de Maxi Contenti / 7 puntos


Un asesino en serie ingresa a un cine y comienza a eliminar uno a uno a los pocos espectadores que hay en la sala. Esta película es disfrute puro, es cine de otra época, en la que el terror se veía en salas y también en VHS. Se pueden encontrar referencias de muchas películas, Demonios (1985), Angustia (1987), Popcorn (1991), por nombrar algunas. Todos los estereotipos están: el viejo cascarrabias, los jóvenes tontos, la pareja con escena de sexo graciosa (sin mostrar desnudos, eso quizás es mas de esta época de corrección política), protagonista heroica y un niño curioso que por quedarse escondido para ver la próxima película termina siendo testigo del horror de la pantalla y del que sucede en la sala. Los colores son influencia del giallo, pero el resto está más cercano al universo del subgénero slasher. No hay trasfondos psicológicos en el asesino, todo es inmediatez, se explica poco y se acciona rápido. Los diálogos son absurdos, no profundizan nada, sirven de excusas para llegar al próximo crimen. Todo esto que podría ser una falencia en películas actuales se transforma en virtud porque nos lleva como una máquina del tiempo a esa Montevideo de 1993 (que puede ser cualquier otra ciudad). Por último, decir que Contenti elabora el más sentido homenaje en vida a un luchador del cine de género latinoamericano, me refiero al gran realizador Ricardo Islas. No solo tiene un papel en la película, si no que un film suyo se proyecta en la sala (Frankenstein: day of the beast de 2011) mientras el asesino mata. Muchos seguramente podemos reflejarnos en el niño escondido en la sala mirando una película “prohibida de terror” en esos viejos cines continuados o matinée. Tapándonos la cara un segundo, para después seguir viendo la escena sangrienta, excusa para contarle en el recreo a los compañeros del colegio, con exageración, eso que habíamos visto. Gabriel Piquet


Amor bandido, de Daniel Andrés Werner / 4 puntos


Con lo erótico como paraguas estético y la iniciación como marco temático, el film es en su primera mitad una especie de drama romántico y -particularmente en su última media hora- un thriller policial y de escape. El relato se centra en Joan (Renato Quattordio), un joven de 16 años, hijo de un juez con el cual tiene un vínculo cuando menos conflictivo, que un día decide escaparse con Luciana (Romina Ricci), una profesora de su colegio con la cual tiene un romance clandestino. Ambos terminan arribando a una casona en el medio del campo, en la que se proponen amarse libremente y tratar de construir algo parecido a una existencia en pareja. Sin embargo, todo ese propósito entra en crisis y se revela como una trampa para Joan, cuando llega al lugar un familiar de Luciana, que tiene intenciones bastante más oscuras de lo que podría parecer al principio. Ya desde el comienzo se nota que Werner tiene una pericia apropiada para manejar el encuadre, la luz y el montaje, pero que eso no va a la par de un guion con unos cuantos diálogos impostados y actuaciones a las cuales les cuesta encontrar el tono pertinente. De hecho, la puesta en escena muestra mayor preocupación por la belleza en los planos que por darle una verdadera carnadura a los protagonistas y los conflictos que llevan adelante. Si en el film conviven elementos del relato de crecimiento, el cine noir, el erotismo y hasta algo de la feminidad confrontada con el machismo, lo cierto es que le cuesta una enormidad amalgamar todas esas vertientes. A tal punto que hay entre media hora y cuarenta minutos donde la película se muestra estancada, girando en el vacío y sin contar algo realmente relevante. Rodrigo Seijas


El desarmadero, de Eduardo Pinto / 5 puntos


Pinto ensaya un relato de terror psicológico que proviene, si nos vamos muy atrás en el tiempo, de la tradición de los cuentos de Poe, acerca de un hombre acechado por los fantasmas de su pasado. Si esta síntesis de la trama resulta formulaica es porque también lo es la película, la cual utiliza una estructura narrativa rutinaria y echa mano de algunas convenciones del cine de horror sobrenatural, a esta altura, algo envejecidas. Si lo que se espera no es más que una película de miedo conservadora, realizada correctamente, no decepciona del todo. Sin embargo, no deja de fastidiar que haya en El desarmadero destellos de un largometraje que podría haber sido, uno más inclinado hacia el terror atmosférico, dedicado al trabajo sobre el temor a partir de los espacios y los movimientos de cámara, los cuales muestran indicios de una arquitectura de plano planificada de antemano. El film presenta signos de este tipo de búsqueda, y sabe desarrollar alguna secuencia estimulante, pero lamentablemente todo esto es pospuesto en función de una historia demasiado tradicional y predecible, que se ahoga en la repetición incesante de los mismos efectos que hemos visto ya demasiadas veces. Franco Denápole


El mal editado, de Facundo Baigorri / 6 puntos


En la película Click, estrenada en 2006 y protagonizada por Adam Sandler, un hombre encuentra un control remoto que le permite alterar distintas facetas de su vida y aprende, luego de cometer varios errores, a apreciar a las personas que lo rodean. Una trama idéntica trabajan el director Baigorri y el guionista Jorge Luis Alonso, adaptando un cortometraje publicado en el canal de Youtube Jueves de trapos y sustituyendo el concepto del control por el de la edición cinematográfica. Al comparar las dos ideas resulta obvio que la primera tiene más fuerza dramática en tanto permite una mayor interacción entre protagonista y el objeto-premisa. Pero El mal editado va por otro lado, posee un espíritu más próximo al absurdo; la noción del montaje le sirve para construir un metacine dirigido hacia la comedia y aprovecha de forma imaginativa las posibilidades que esta idea genera. Algunas situaciones funcionan más que otras, pero la verdadera pregunta es si el largometraje puede tomar el conjunto de sketches inconexos que conforman el video original y convertirlos en una narración cohesiva, con principio, medio y fin. Aquí es donde la película trastabilla, desplegando correctamente los primeros capítulos pero mostrando dificultades a la hora de dar un cierre a la historia y organizar los distintos fragmentos de tiempo que hemos visto en una cronología coherente y comprensible. Franco Denápole


La forma del bosque, de Gonzalo Mellid / 5 puntos


Estructurado en capítulos interrelacionados y que van construyendo sentido poco a poco, el relato se centra en dos hermanos que viven en una cabaña junto a su abuelo, prácticamente aislados del mundo exterior. Mientras pasean y juegan en el bosque, ambos cometen una serie de errores accidentales que terminan desatando la ira de un espíritu oscuro que los perseguirá de forma implacable. A partir de un acto involuntario se desata, entonces, una lucha por la supervivencia, pero también una especie de proceso de aprendizaje sobre el vínculo entre la naturaleza y el ser humano, y cómo hay reglas ancestrales -algunas más explícitas que otras- que no pueden soslayarse. La primera mitad de La forma del bosque es por lejos la más interesante, no solo por el manejo de la información, sino también por la construcción de climas desestabilizadores. La narración se estructura desde la fragmentación, con eventos aislados entre sí pero que tienden a confluir, lo cual contribuye a la incertidumbre y la imprevisibilidad, hasta coquetear con lo angustiante. Al mismo tiempo, la puesta en escena le saca jugo a los espacios abiertos, que se convierten en un factor opresivo, lo mismo que la banda sonora, que remarca lo justo y necesario. Sin embargo eso se disuelve rápidamente en la segunda mitad, cuando el planteo queda más claro y visible. El film muestra pocas herramientas para profundizar en los conflictos que había planteado previamente, con lo que durante extensos pasajes queda atado a una estructura de persecución entre obvia y repetitiva. Hacia el final, busca salir de su propia trampa con una resolución que establece una relectura sobre lo que se había visto previamente. Sin embargo, su método es fallido, porque aplica un par de giros pretendidamente astutos y reflexivos, que igualmente no dejan de ser forzados y solemnes. Rodrigo Seijas


La panelista, de Maxi Gutiérrez / 4 puntos


Estamos ante una comedia negra centrada en el mundo de la televisión, con un personaje (o un grupo de personajes) que busca ascender sin importarle cómo. No se puede decir que Gutiérrez no tenga algunas ideas visuales. Hay unos travelling por los pasillos del canal que funcionan narrativamente y algún momento, como el de la revelación de un dato clave mientras el programa dentro de la película está al aire, que mantiene cierta tensión. El problema de La panelista (o uno de los problemas) es que si la comedia negra le sale más o menos, en determinado momento la película gira hacia el thriller, acumulando giros improbables y situaciones forzadas como todo el clímax donde definitivamente lo que pasa en la pantalla es inverosímil. Con eso pasan dos cosas: por un lado, que la película pierde el mínimo rigor que había logrado desde su puesta en escena que intenta ser ajustada, pero por el otro -y más importante aún- que pone en evidencia que quiere decir cosas sin importarle muy bien cómo. Y ahí, inconscientemente, termina cometiendo el mismo error que su protagonista. La influencia de la mala televisión es tal, que termina empantanando a una película que intenta burlarse de la mala televisión. Mex Faliero


Las almas del equinoccio, de Eduardo Peduto / 3 puntos


De la mano de varias productoras independientes y con la ayuda de la Academia de Cine Leonardo Favio, Peduto filmó en 2015 Las almas del equinoccio, una película hecha con bajo presupuesto, próxima al llamado “cine Z”, acerca de diversas organizaciones que se disputan una valija misteriosa mientras unos niños entran en contacto con un ser de identidad desconocida. Al igual que en muchas películas similares, este proyecto pone en relación el estilo de producción en cuestión y una estética particular análoga al feísmo (lo cual, hay que decir, es la salida más fácil), deudora del absurdo y con elementos de sátira política. Podría hablarse, en otras palabras, de un “cine berreta”, que además reivindica cierta idiosincrasia local a la hora de producir. Sin embargo, el largometraje sufre de problemas técnicos tan ostensibles que dificultan su disfrute, como errores groseros de continuidad o diálogos difíciles de entender. El panorama se vuelve todavía menos alentador hacia la mitad de la película, cuando la trama trastabilla y se repite una y otra vez hasta que se resuelve echando mano de un desenlace aún más alocado, momento para el cual el humor canchero que propone se ha vuelto agotador. Franco Denápole


Lo inevitable, de Fercks Castellani / 4 puntos


Hay un arranque prometedor: dos hermanos escapando de alguna amenaza, Juana (Juana Viale) y Marcos (Luciano Cáceres), junto a la joven hija de Juana, Laura (Daryna Butryk), se desvían del camino para terminar en una pequeña casilla. Suena una radio de forma constante anunciando un evento que promete ser tan devastador como “iluminador”, en el sentido más apocalíptico posible, y comienza a palpitarse la tensión y desacuerdos respecto a qué hacer. Aquí la película construye este momento con minuciosidad: los planos cerrados, la fotografía lúgubre de la casilla, la presencia omnipotente y declamatoria de la radio; Lo inevitable elabora una introducción asfixiante a la que se suma cierta intensidad actoral y subrayados un tanto groseros, pero en una producción de terror con facetas tan exploradas, el marco de la historia parece alinearse con esta intensidad. Pero más allá de sus irregularidades en el relato, sucede algo que en una película de género es prácticamente imperdonable: el suspenso se licúa en las palabras que anuncian de forma casi explícita lo que va a suceder. ¿Cómo construir terror psicológico sin suspenso? Todo un clima ominoso, elecciones técnicas y formales interesantes y una ambientación de época de comienzos de Siglo XX no alcanzan para engancharnos en la trama asfixiante de la película, en parte porque no puede responder a esa pregunta. Sin una base sólida, no hay cimiento que aguante. Cristian Ariel Mangini


Los inventados, de Leo Basilico, Nicolás Longinotti, Pablo Rodríguez Pandolfi / 4 puntos


Estamos ante una comedia con una historia que apela al suspenso a partir de un misterio que juega con los límites entre lo realista y lo fantástico. Adopta un ritmo narrativo sosegado, explorando la actitud apática de su protagonista mediante situaciones cómicas muy contenidas, y que enseñan pequeños destellos de su personalidad. Conviven, entonces, dos tramas que, a la manera de los cuentos clásicos de Cortázar, empiezan a confluir hasta cruzarse en el final, de modo tal que una se establece en el lugar que la otra solía ocupar. Sin embargo, la ejecución de todo esto no termina de funcionar, y el efecto de permutabilidad de dos realidades distintas no se despliega con suficiente fuerza. La trama fantástica tarda en arrancar y no se consolida, empañada por un ritmo demasiado lento y una falta de acontecimientos que no se compensa de ninguna forma. Finalmente, la película tiene poco que ofrecer salvo por la promesa de una narración más intrigante, o escenas más divertidas, o personajes más interesantes. Franco Denápole


Nocturna, de Gonzalo Calzada / 7 puntos


Es la historia de una pareja de ancianos que transita las dificultades de la edad y la aterradora proximidad del olvido, la demencia y la muerte, a la vez que son confrontados por los fantasmas de viejos errores. La pertenencia de este largometraje a una serie transmedial se refleja en lo ambicioso de sus búsquedas formales y narrativas. Claro que un relato de estas características tiene un alto grado de riesgo. Por ejemplo, el de caer en el exceso y el barroquismo. En este sentido, Nocturna puede por momentos agobiar al espectador o, en contradicción con el carácter expresionista del que hablaba antes, apilar recurso sobre recurso, haciendo de la escena visual y sonora una confusión de estímulos de la cual resulta por momentos difícil sostenerse. Claro que esto va en consonancia con el carácter de su protagonista, un anciano afectado por dificultades perceptivas o neurológicas, pero esta interesante relación entre forma y fondo no se logra (al menos en este caso) sin perder algo de legibilidad. Por último, el otro riesgo que surge del uso de tal diversidad de sistemas expresivos y artificios está en que es más factible que al menos alguno de ellos no gusten a sus espectadores. Dicho de otra manera, es difícil ver Nocturna sin sentir que al menos algo de lo que se observa o se escucha sobra. En mi caso, por ejemplo, la decisión de alternar la actuación de “Pepe” Soriano y Marilú Marini con dos actores infantiles, aunque justificada desde el guion, me parece un despropósito que hace tambalear el ritmo y el tono del relato en momentos centrales. Franco Denápole


Una tumba para tres, de Mariano Cattaneo / 5 puntos


La película de Cattaneo utiliza un dispositivo similar al de Diablo, pero en el camino pierde lo que aquella conseguía a fuerza de irreverencia y, claro, novedad para la época. Hay una casa en la que los que protagonistas deberán resistir a las sucesivas dificultades, internas y externas, pero en este caso todo luce un poco más gastado y rutinario. Hay quienes puedan sentirse atraídos por la combinación de violencia, drogas y caras conocidas de El marginal, pero lo cierto es que la química entre los personajes tarda en materializarse, y los momentos de genuino entretenimiento son esporádicos. En determinado punto, la película amaga con diferenciarse e irrumpe el factor sobrenatural, pero pronto queda de lado para reaparecer con una vuelta de tuerca antojadiza y mala leche. Esa decisión incluso pareciera contradecir el discurso planteado previamente, donde se habla de enfrentarse a una sociedad que oprime a los de abajo (y que se enfatiza primero en un monólogo de Víctor en plan drogado y desatado, muy parecido al que realiza el personaje de Sergio Boris en Diablo, y después en una charla entre Juan y Víctor, segundos antes del desastre). No gana la policía, pero los de abajo igualmente terminan desparramados en el suelo, con plomo en el cuerpo. Un vacío de sentido y de respeto por los personajes que no se sustenta ni se justifica con nada de lo acontecido, y que se acerca peligrosamente a ese regodeo por la venganza que tanto éxito tiene en el espectador argentino, amante de los relatos salvajes y la justicia por mano propia. Marcos Ojea


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