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MAR DEL PLATA 2020 – Albert Serra: “A los actores les gusta cuando el director es un poco sádico, hay una especie de masoquismo”

Por Patricio Beltrami

(@Pato_Beltrami)

El director español Albert Serra estuvo a cargo de la tercera edición de las Charlas con Maestros del 35° Festival Internacional de Cine de Mar del Plata. Durante su exposición, abordó su visión del cine y ahondó en su particular manera de encarar la producción audiovisual. En este orden, definió cómo se desarrolla su metodología de trabajo durante las filmaciones y, también, enfatizó en que pretende que los intérpretes gocen de inspiración y libertad durante el rodaje. Igualmente, consideró que “a los actores les gusta cuando el director es un poco sádico, hay una especie de masoquismo”.

La directora artística del Festival, Cecilia Barrionuevo, se encargó de moderar la actividad y, como primera cuestión, consultó al realizador sobre la confección de los guiones. Al respecto, Serra aseguró: “No hago ningún tipo de investigación”. Ante ello, destacó que “el casting” representa un factor que “influye mucho” en sus películas. En ese sentido, expuso cómo conforma los elencos de sus largometrajes: “Hay una cosa muy esotérica. Hay un tipo de decisión a la hora de escoger a un actor que implica una fatalidad muy grande. Me gusta ver lo que pasa. No veo cómo un trabajo progresivo, una comunicación entre el actor y el director, pueden contribuir a que el trabajo salga mejor. Hay algo de independencia mental y psicológica que los actores aprecian, que en mi caso funciona”.

Asimismo, el director catalán recalcó: “Nunca hago ensayos con los actores, nunca hablo con ellos, nunca han leído el guion de la película”. Sin embargo, confesó que la participación de Jean-Pierre Léaud en Luis XIV “fue la única excepción” a esta regla. “Por respeto, por excesiva buena educación le mostré el guion”, contó. En tanto, opinó que “para crear intensidad en las imágenes hay que ejercer algún tipo de presión”. “Los actores tienen que sentir que están viviendo un momento único, que son responsables de ello, y que la gente confía y está esperando algo de ellos”, reclamó. Incluso, consideró que “a veces hay una especie de masoquismo en los actores, que les gusta cuando el director es un poco sádico, que realmente les exige mucho, incluso al límite de lo físico, de lo psicológico”.

Posteriormente, Serra admitió que ejerce la dirección de actores “un poco indirectamente”. “Para evitar esta complejidad, dirijo a distancia en el tiempo y en el espacio”, añadió. Además, apuntó que toma muchas de las decisiones solo “algunas horas antes” de las jornadas de filmación. “No decido lo que vamos a rodar hasta el mismo día, cuestión bastante problemática para algunas cosas de producción. No sé hacia dónde va a ir, es una especie de intuición”, aludió. También, señaló: “No escucho ni miro lo que pasa. No quiero tener la imagen completa para no reaccionar de una manera demasiado obvia. Hay suficiente caos como para que tenga que intervenir”.

Cámaras, montaje y cine

Uno de los pasajes más extensos de la charla estuvo dedicado a la cuestión técnica. Al respecto, el realizador contó que suele grabar cada escena “con tres cámaras”, ya que los dispositivos son capaces de “captar cosas que el ojo humano no ve”. “Cada día estoy más convencido de esto”, exclamó. En ese sentido, argumentó: “No sirve de mucho mirar lo que está pasando ni intervenir demasiado. Que esto fluya es natural, y cualquier intervención solo puede contribuir a reducir la complejidad”. “Tener tres cámaras con zoom, posicionadas en sitios aparte… el actor no puede ejercer ningún control sobre su propia imagen. Es extremadamente vulnerable, no sabe lo que las cámaras hacen. No sabe cómo le están filmando”, explicó.

Luego, Serra enfatizó: “Una de mis obsesiones es mantener en el montaje, que por esencia es un trabajo muy analítico, esta idea de performance, de fatalidad, incluso de arbitrariedad caótica”. Por eso, contó cómo suele encarar esta instancia: “Lo empiezo de manera muy personal. Miro todas las imágenes de la película, de todas las cámaras en tiempo real, y voy seleccionando lo que me gusta. Cosas completamente arbitrarias, siguiendo mi criterio, mi instinto, y sin ningún tipo de idea de lo que se va a hacer. Luego seremos más montadores, porque es más rápido. Distribuimos las escenas y cada uno se tiene que encargar de montar solo utilizando lo que escogí, con el objetivo de intuir el máximo número de estas cosas”. “No se piensa ni en personajes ni en trama ni en nada. De ahí su intensidad y su imprevisibilidad”, agregó.

A su vez, el director español aclaró que en sus rodajes no existen ensayos ni se filman planos de transición “porque es aburrido”. “Es mucho más divertida la inspiración de los actores. Lo que se hace es mucho más interesante, y es un elemento que muy pocos directores tienen en cuenta”, destacó. En línea con ello, opinó que su sistema de grabación contribuye a aprovechar estos momentos. En tanto, aclaró que actualmente no posee “ningún límite en la postproducción”. No obstante, advirtió que “modificar la expresión de un rostro podría ser un límite, porque mataría el índice de realidad”. “Mi frontera sería eso”, aseveró.

Consultado por su visión del cine, aseguró que “está en un momento interesante”, a la misma escala que “en los sesentas o los setentas”. Incluso, ponderó que hoy en día “todo es posible”. “Se van abriendo posibilidades, nuevas estéticas, nuevos caminos”, pronunció. Igualmente, vociferó: “Nunca me influenciaron otros directores de cine”. Además, opinó que mirar “cine clásico es una pérdida de tiempo”. “Del cine contemporáneo me interesa mucho la metodología, para copiar cosas o para ver si las puedo hacer a mi manera, en qué cosa esto me es útil a mí. Es una mezcla de interés, de admiración por el trabajo de otra gente, pero también de un pragmatismo. Es un poco maliciosa la manera como lo miro”, concluyó.

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