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Perfect blue (1997)



SOMBRAS EN EL NEÓN

Por Cristian Ariel Mangini

(@cristian_mangi)

“See my shadow changing
Stretching up and over me
Soften this old armor
Hoping I can clear the way by
Stepping through my shadow
Coming out the other side
Step into the shadow
Forty six and two are just ahead of me”
.

(Forty six and 2, del disco Aenima de Tool”

1.El 24 de agosto del 2010 moría Satoshi Kon de cáncer pancreático a los 46 años. Con él se iba uno de los autores más novedosos de la animación japonesa, una voz que logró hacerse distinguible desde sus orígenes en el manga y sus colaboraciones a la sombra de Katsuhiro Otomo (otro autor fundamental, ya hemos hablado de Akira en esta sección) para presentar con su obra un abanico de mundos que representan la vida moderna con una mirada aguda y crítica. El inconsciente colectivo, la tecnología y el aislamiento social aparecen como un escenario pesadillesco que recorre su filmografía culminando con Paprika (2006), dejando inconcluso un proyecto que parece nunca se finalizará (Dreaming Machine). Si bien sus tópicos resultan universales, lo cierto es que se circunscriben a la sociedad japonesa para representar la dependencia con la tecnología y la crisis de identidad entre oriente y occidente. A pesar de lo oscuro y críptico de sus tramas, hay un mensaje superador en cómo sus personajes atraviesan sus infiernos personales. Una de sus obras más emblemáticas y que sirven como síntesis para aproximarse a su figura es Perfect blue (1997), su brillante ópera prima basada en la novela del mismo nombre de Yoshikazu Takeuchi. Sin embargo se trata de una adaptación con muchas libertades que tiene no solo el sello de Kon sino el de Sadayuki Murai, guionista que comparte el interés por algunas de las problemáticas que tiene el director (y que de alguna forma las ha volcado a la caótica y perturbadora Boggiepop Phantom, del año 2000). Este poderoso y perturbador film de animación al que podríamos rotular como un giallo existencial contiene no solo una magistral técnica animada, sino un guion que se balancea entre sus influencias hitchcocknianas, el mencionado giallo (y es casi imperativo pensar en el Argento de la década del ’70), la cultura popular japonesa, el cine surrealista (David Lynch es una influencia de Kon) y las pesadillas de Katsuhiro Otomo.

2.Mima Kirigoe es la protagonista que ha decidido dar un cambio drástico en su vida al abandonar el liderazgo de un grupo de J-Pop llamado CHAM!, para seguir su carrera artística como actriz. Su presencia icónica de idol hace que su transición resulte aún más difícil, estando su figura demasiado marcada por su pasado como para ser utilizada en la ficción como una desconocida. Pero la pesadilla de Mima resulta en cómo es acechada en su vida personal por un sitio de internet y una serie de truculentos asesinatos vinculados a ella, mientras las presiones y la ansiedad por el nuevo rumbo de su carrera la hunden lentamente. Su realidad empezará a tornarse una alucinación fragmentaria donde distinguir qué es lo real será vital para su supervivencia.

3.Esta es la sinopsis que podríamos darle al film, pero hablar de qué trata resulta escurridizo y su trama está colmada de líneas de fuga, hay capas en el relato que hacen del suspenso una cáscara atractiva para profundizar sobre tópicos como el paso del tiempo, la alienación con la tecnología, la ansiedad y la depresión, pero también el contrapeso que implican las propias expectativas y las crisis de identidad que generan los cambios. El descenso pesadillesco de Mima comienza a vislumbrarse cuando recibe mensajes que la acusan de traidora por abandonar CHAM! y algo que le resultaba aparentemente inofensivo, un sitio de fans (con el nombre naif de “El cuarto de Mima”), se transforma en una amenaza cuando vea descripciones exactas de lo que hace día a día, como si la estuvieran siguiendo. Lo que ahora llamamos con el anglicismo stalkear y está tan naturalizado por el uso de las redes sociales encuentra en Perfect blue un precursor (recordemos el año 1997) en una etapa donde internet era completamente distinto. Por ello no asombra la liviandad con la que Mima toma la existencia del sitio en el inicio del film. La sombra de un oscuro fanático comienza a aparecer en su vida de forma recurrente como una visión amenazante que, junto a los ataques recurrentes, ponen su vida en peligro.

4.Su carrera actoral, el motivo para abandonar su vida consagrada como idol, no parece despegar luego de que es apenas utilizada para decir una línea aislada. La insistencia de sus representantes dará a Mima la posibilidad de brillar actoralmente, pero el papel que se le da es antagónico y el guion indica que sufre una violación. Detalle importante: la imagen del idol está sujeta al término japonés kawaii, que habla de algo “bonito” o “tierno”, hay espacio para la sensualidad pero en la idol es algo que se encuentra solapado, dándole un aura infantil y objetificador. Que esa figura sacralizada de Mima esté expuesta a una violación en una serie de televisión es algo a lo que se oponen sus representantes, pero ella termina aceptando: su carrera lo necesita. El resultado es una secuencia traumática tanto para Mima como para el espectador: está claro desde el primer momento que la violación es ficcionalizada, pero el trabajo visual de Kon (que trabaja con un fondo homogéneo de miradas maliciosas, sin poder distinguirse figuras) nos advierte que la protagonista lo sufre como si fuera real. Y las consecuencias son devastadoras, abriendo el arco a uno de los aspectos más interesantes del film.

5.Uno de los planos más memorables de Perfect blue, que denotan el poder de síntesis de Kon, ocurre en el metro, con el rostro cabizbajo de Mima volviendo del estudio. Allí vemos su reflejo contra una de las ventanillas pero inmediatamente la imagen cambia, mostrando una molesta Mima radiante, vestida como idol, diciendo “me rehúso completamente a hacerlo”. La ansiedad provocada por aceptar actuar sin estar del todo convencida derrumba sus convicciones y tras la secuencia de violación esa Mima idol que representa su pasado y sus seguridades toma forma como una alucinación que desdibuja los bordes de lo que es real y lo que no. La crisis de identidad de la protagonista se traslada al relato del film, que adquiere una estructura quebradiza donde cada secuencia tiene un eco y lo real se confunde con la representación de la ficción. Los horrorosos crímenes que rodean a Mima tienen un eco con los crímenes que ocurren en la serie televisiva donde actúa, donde socarronamente la resolución del misterio es resuelto, creando una meta-narrativa que se confunde con la incertidumbre de la protagonista; la secuencia de violación representada en la serie tiene su eco en la realidad con una desesperada confrontación; y ella misma tiene un eco, una sombra (tomándolo como un concepto junguiano) que representa sus miedos y desesperación por alcanzar un equilibrio. Sin embargo, y a pesar de la oscuridad que envuelve al film, hay un relato superador que se denota en el breve plano final tras la dramática conclusión, cuando afirma su identidad ante un reflejo que ya no muestra a la fantasmagórica idol (este tono superador está ausente tanto en Réquiem por un sueño -2000- como en El cisne negro -2010-, de Darren Aronofsky, un fan declarado del film que tomó varios elementos de Perfect blue, pero negando esta salida en sus películas).

6.En Perfect blue el paisaje urbano es un enrejado de cables y muchedumbres atravesado por el sonido ambiente de voces, ruidos y música pop. Las pantallas son omnipresentes y los colores fríos del concreto contrastan con los chillones colores de las figuras publicitarias. Hay una sensación visual de claustrofobia que sumerge al film y acompaña la angustia de Mima. Esta representación de una ciudad amenazante para el individuo y su crisis de identidad encuentra consonancia con Neon genesis evangelion (Hideaki Anno, 1995), Serial experiments lain (Yasuyuki Ueda, 1998), la distópica Ghost in the shell (Mamoru Oshii, 1995) y la brillante serie Paranoia agent (2004), también de Kon. La banda sonora de Masahiro Ikumi, que va del industrial a la psicodelia termina de ilustrar el descenso de Mima hasta su eventual superación. Se trata de una película donde los climas de incertidumbre envuelven el estado de la protagonista, tomando forma como parte de sus miedos.

7.Dentro de la obra que nos ha dejado Kon, Perfect blue es su ópera prima pero también su película más redonda y contundente en el desarrollo del guion y la psicología de los personajes, a pesar de que Paprika (2006) va a expandir su universo visual y resulta desde lo técnico un desborde de creatividad que trata con todas las inquietudes del director japonés a lo largo de su carrera. De alguna forma son películas complementarias, aunque la primera logra con una estructura más cerrada y clásica de policial desarrollar un subtexto rico y crítico hacia el consumismo y la alienación del hombre, mientras que en la segunda y obra final de su carrera el relato de ciencia ficción y el onirismo que alcanza termina por momentos devorando a la propia estructura del film, dejando un relato caótico al que el cierre del misterio parece no alcanzarle, lo desborda, dando la impresión de un mundo más abierto que excede a los personajes y un subtexto más ambicioso que no desarrollaremos aquí. Preanunciando muchas de las problemáticas más marcadas en el siglo que estamos viviendo, Perfect blue es sin embargo una obra anclada en el ocaso e incertidumbre del Siglo XX.

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