Por Paola Jarast
Gastón Cocchiarale viene encadenando una serie de trabajos sumamente importantes: recientemente se lo vio en películas como El Clan y Permitidos, y ahora integra el reparto de Edha, la primera serie original argentina de Netflix. Además, se encuentra incursionando en el ámbito teatral. Este joven y ascendente actor conversó con FUNCINEMA acerca de los varios proyectos que hoy tiene entre manos, así como de la pasión que le despierta su oficio.
¿Cómo fue la experiencia de trabajar en Edha, bajo la dirección de Daniel Burman?
Fue una experiencia muy enriquecedora desde todo punto de vista. Por el personaje que me tocó, el elenco del cual estaba rodeado, la enorme producción que había detrás y la experiencia de un director reconocido de nuestro cine como Burman. A eso se le suma que fue mi primer trabajo con continuidad en un proyecto de este estilo. Por lo general, hago cine o teatro. Las pocas veces que hice «televisión» fue con personajes pequeños y esporádicos. En este caso, me tocó el hermoso desafío de componer un personaje (Aníbal) a lo largo de 10 episodios.
Edha fue muy maltratada tanto por el público como por la crítica especializada. ¿Qué opinás de las duras críticas que recibieron tanto el producto como la actuación de Juana Viale?
En principio no coincido en que haya sido maltratada por el público. La serie la está viendo todo el mundo y, como cualquier proyecto artístico, hay gente a la que le gusta mucho y gente a la que no. En cuanto a la crítica especializada, sí…creo que el maltrato que ha recibido fue excesivo. Me parece perfecto que un crítico realice su trabajo criticando aquellos aspectos que no le hayan gustado de la serie, pero hay una diferencia entre criticar y denigrar el trabajo ajeno. De todas formas no es algo que me interese demasiado, no nos olvidemos de que vivimos en un país dónde se critica e insulta a Messi. ¿Qué podemos esperar nosotros?
Has trabajado en otras superproducciones, como El clan y Permitidos, y también en proyectos más independientes, tanto en cine como en teatro. ¿Qué diferencias ves en cuanto a formas de producción? ¿Dónde te sentís más cómodo?
Sí, tuve la enorme fortuna de que siendo muy joven pude trabajar en ámbitos de producción muy distintos y diferentes en escalas. La verdad es que la única diferencia que encuentro es que en producciones más comerciales hay algunas comodidades con las que no contás en producciones de menor escala. Por ejemplo: tener un poco más de tiempo para realizar una escena, contar con equipos técnicos de mejor calidad o con una motorhome en la cual descansar en el tiempo libre. Lo lindo de los proyectos con producciones más chicas es que hay más adversidades para enfrentar, y eso genera una forma de trabajo muy unida a nivel humano, ya que requiere de un esfuerzo mayor de parte de todos. De todas maneras, sea una gran o menor producción…si me fascina el cuento que estoy contando, no me importa más nada.
Tenés la fortuna de ser un actor muy convocado. Si este no fuera el caso, ¿pensás que recurrirías a la autogestión, a la docencia, o hay alguna otra alternativa que te resulte atractiva?
Por suerte vengo con una continuidad de trabajo muy linda y eso me tiene muy feliz. Dejame decirte que por más que me convoquen, yo sigo haciendo mis propios proyectos de autogestión. Es algo que me gusta mucho y que, creo, no voy a dejar de hacer nunca. Además, si algún día el teléfono dejara de sonar me quedaría sin nada, y eso no es sano para ningún artista. Actualmente me encuentro protagonizando La forma de las cosas los viernes 20:30 en El Método Kairós; dirigiendo Al norte de Providencia, que se estrenará en mayo/junio; y por último, escribiendo y dirigiendo Un rincón en el mundo, que se estrenará en los últimos meses del año. Todo dentro del teatro independiente, que siempre es más por amor al arte que por dinero.
Hace poco leí que dijiste que la vida ha sido muy generosa con vos, y de hecho se te ve trabajar muchísimo y con un gran disfrute en cada proyecto. ¿Qué sueños te quedan por cumplir a nivel profesional?
Es que es cierto. Tengo 25 años, y poder estar trabajando con continuidad en un oficio tan difícil es motivo de celebración y agradecimiento. No hay nada que me genere más pasión que la actuación, por ende, mi principal sueño es que este ritmo laboral continúe hasta que me muera. Y después hay otros sueños que tienen que ver con obras de teatro que me gustaría hacer, actores con los que sueño compartir un set, directores que me interesa que me dirijan…y eso…ir fluyendo junto a lo que la vida tenga ganas de darme.