
Por Rodrigo Seijas
Parir, que se estrena el jueves 18 en el Cine Gaumont, es un documental que se propone correr el velo impuesto sobre ese proceso clave en la maternidad que es el parto. Para eso, el film acompaña a tres mujeres durante sus embarazos y partos, indagando en sus respectivas experiencias y revelando los puntos en común y las diferencias. En charla con FUNCINEMA, su directora, Florencia Mujica, cuenta los orígenes del proyecto, el proceso de selección de las protagonistas, las decisiones de puesta en escena y su visión sobre los choques entre la perspectiva médica y la feminidad, entre otros temas.
-¿Cómo surgió la idea para el proyecto?
La necesidad de realizar un documental en torno al parto y al nacimiento me surgió cuando quedé embarazada de mi hija, que hoy tiene 5 años. Cuando comencé a pensar cómo sería su nacimiento encontré información, leí libros y todo lo que había dando vueltas sobre el tema. Primero me alarmé porque no podía entender cómo una sociedad recibe a sus futuras generaciones de manera tan violenta, y después me alarme doblemente al darme cuenta que nadie hablaba de eso. Realizar un documental me parecía urgente. Y así fue.
-¿Cómo se eligió a las personas que se siguió a lo largo del film? ¿Hubo algún criterio particular?
Realizamos un casting donde participaron muchas mujeres y seleccionamos a tres que tenían diferentes miradas del mundo y que pertenecían a distintas clases sociales. Nos planteamos armar un universo lo más representativo posible y ver qué les pasaba a esas mujeres en el proceso. Queríamos explorar si había variables que se repetían a pesar de las diferencias. Fue así que las acompañamos durante el embarazo y el parto y el documental plantea ese proceso y las vicisitudes que van atravesando las mujeres y sus familias.
-Se nota un trabajo cuasi quirúrgico con la edición. ¿Fue pensado así desde un comienzo o ese abordaje fue madurando con el correr de la producción y en la mesa de montaje?
Si, desde el comienzo teníamos planteado que queríamos transmitir la idea de las prácticas que son sistemáticas y que se constituyen por movimientos repetitivos y que las mujeres y lxs bebés somos solo somos piezas de una gran maquinaria. Entonces fuimos trabajando minuciosamente para ir armando esas escenas que pudieran mostrar aquello. Por supuesto que en la mesa de montaje fueron cristalizándose de manera clara y tomando mayor envergadura de la que habíamos imaginado.
-En la película se nota un lazo muy fuerte entre los cuerpos femeninos, el espacio clínico y sus instrumentos. ¿Cómo se trabajó este vínculo desde la puesta en escena?
Si, creo que nuestros cuerpos son el territorio sobre el que trabajan esos instrumentos y el escenario donde todo eso sucede es el espacio clínico, que es el espacio que se ha erigido desde hace más de 50 años como el espacio legítimo para parir y nacer. Los cuerpos de las mujeres y lxs bebés no tienen ningún protagonismo y eso se ve claramente en el documental porque es lo que realmente sucede. Fue solo poner la cámara allí y que la realidad nos devuelva esas imágenes.
-A lo largo del film hay una permanente interrelación entre el lenguaje maternal y el médico. ¿Qué tipo de diálogo creés que se entabla?
Yo creo que más que una interrelación hay una contradicción entre lo que las mujeres deseamos y necesitamos en el momento del parto, y lo que los médicos y parteras requieren según los protocolos establecidos. Entonces, a medida que avanza el relato las mujeres se empiezan a encontrar con las dificultades que eso implica.
-¿De qué manera puede pensarse el proceso de parto a la luz de las diversas discusiones vinculadas a la feminidad?
El parto es un proceso fisiológico que nuestra cultura no valora ni cuida. El discurso de la seguridad, que es necesario para salvar las vidas que así lo requieren, ha monopolizado todo el proceso. En nuestra sociedad, el parto y el nacimiento es un momento de peligro, al cual debemos temer. De esta manera, las mujeres nos hemos desconectado de lo que sentimos y sabemos para dar paso a todo lo malo que puede pasar, a todos los riesgos que implica el parto. Esto trae aparejado que las mujeres sintamos temor y el temor genera adrenalina, que es una hormona que trabaja para el escape, es una hormona defensiva e inhibe la producción de oxitocina, que es la hormona protagonista del parto y que es la que produce la dilatación del cuello del útero para que lxs bebes puedan nacer. La oxitocina es una hormona «tímida», necesita calma y tranquilidad para que el cuerpo pueda producirla. El escenario actual conspira absolutamente para que eso suceda y eso nos lleva a que se tergiverse todo el proceso fisiológico. Creo que tenemos que repensar lo que estamos haciendo.
-¿Qué expectativas tenés de cara al estreno de la película? ¿Qué importancia tiene la declaración de interés por parte de la Cámara de Diputados de la Nación y la Legislatura porteña?
Es un momento de mucha emoción después de tanto trabajo. Tengo muchas expectativas de cómo será recibido el documental, qué reacciones generará. Es como dicen, el momento en que la película termina de completarse cuando se encuentra con su público. Para nosotras es un gran honor y estamos muy agradecidas por el reconocimiento y las declaraciones de interés tanto de la legislatura porteña como de Diputados de la Nación.