Por Rodrigo Seijas
Este lunes 17 de octubre a las 22:00, en ocasión del Día Mundial de la Erradicación de la Pobreza, Construir TV emitirá el documental Barrios marginales: ciudades del futuro, que revela la difícil realidad que se vive dentro de distintos barrios precarios en diversas ciudades del mundo.
El film, escrito y dirigido por el francés Jean Nicholas Orhon, intenta profundizar en el tema, retratando el choque entre las intenciones gubernamentales de reubicar a los habitantes de esos barrios y las negativas de esos ciudadanos, y proponiendo soluciones más complejas, que tengan en cuenta las tradiciones y realidades de los territorios abordados.
El realizador charló con FANCINEMA sobre los orígenes y motivaciones del proyecto, los criterios estéticos a la hora de encarar el rodaje y de qué forma lo impactó el proceso de filmación, entre otros tópicos.
¿En qué circunstancias y cómo se concretó el proyecto?
Siempre me interesó investigar el fenómeno de la pobreza y quería plasmar esta realidad que se vive en distintos barrios marginales de muchas partes del mundo. Mi intención, junto a Nicholas Reeves, otro arquitecto de este film, siempre fue el de filmar en muchos países para tener una idea mucho más acabada de esta realidad. Leí mucho acerca de los barrios marginales, ya que nunca había estado en uno y esta era la oportunidad para hacerlo.
¿Cuál fue el criterio para elegir abordar las ciudades de Bombay, Rabat, Lakewood, Nueva Jersey, Marsella y Quebec, con sus respectivos barrios marginales?
Quise tener un mix de barrios marginales clásicos, de distintas partes del mundo que se juntan en cierto punto. Pude haber estado en muchas más ciudades, pero no era posible. Lo más importante fue mostrar la diversidad y las distintas caras que tenía este fenómeno de la pobreza.
¿Qué desafíos y posibilidades implicó adentrarse con la cámara en los barrios marginales?
El proceso de investigación fue muy importante. En muchos lugares ingresaba con parte de mi equipo y les contaba a los ciudadanos sobre mi proyecto. Más tarde, cuando llegaba con el equipo entero y con todas las cámaras, la gente ya sabía de nosotros y no era una gran sorpresa para ellos. No tuvimos dificultades en llevar a cabo el proyecto y había un guía que nos facilitaba el trabajo.
En el film usted señala que tenía una visión previa sobre las villas que probó ser equivocada. ¿Qué prejuicios generales ve que hay sobre las villas por parte de la mirada común?
La mayoría de la gente es prejuiciosa con la vida que se lleva a cabo en los barrios marginales. La mirada común piensa que los ciudadanos que viven en estos barrios son criminales y les tienen miedo. Se relaciona a los barrios marginales con la droga, con la prostitución y la realidad es que hay familias con muchos valores que buscan salir adelante. Hay mucha ignorancia acerca de la vida que se lleva en estos barrios.
¿Cómo fue el proceso de montaje? ¿Qué criterios utilizó para el corte final? ¿Qué cosas lamentó dejar afuera?
Me hubiese gustado filmar en más barrios de todo el mundo. Traté de representar lo mejor posible la realidad que se da estos barrios marginales. Quise indagar en el trabajo comunitario, la solidaridad y el esfuerzo que ponía la mayoría de los ciudadanos para salir adelante.
Su voz tiene un fuerte peso en la narración del film. ¿Siente que en cierta forma el proyecto terminó siendo para usted una especie de viaje interior?
Luego del documental escribí un libro sobre mi experiencia en estos barrios porque salí con una mente mucho más abierta y porque me cambió la vida hacer este proyecto. Esta experiencia me hizo dar cuenta que tengo que ser más agradecido con lo que tengo como tener un techo o un trabajo. La lección que me dio este proyecto es que con esfuerzo y con solidaridad se puede salir adelante.
¿Qué rol cree que puede jugar el cine, la televisión y por ende un documental como el suyo dentro del contexto político y social del mundo actual?
Este tipo de documental busca generar impacto en la gente, para que conozcan más acerca de otras realidades, para sacar prejuicios y para que las autoridades entiendan que solo el diálogo y el entendimiento de ambas partes pueden generar cambios positivos.