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Tamorto (romance de Arlequín y la muerte)


Muy Buena


Apetito por la vida y la muerte

Por Rodrigo Seijas

(@fancinemamdq)

tamortoUn bello despelote es Tamorto (romance de Arlequín y la muerte), digna heredera de los preceptos de la Commedia dell’Arte, aquella vertiente del teatro popular –en el sentido más representativo de lo que es el gusto del pueblo- nacida en Italia a mediados del Siglo XVI y relevante hasta principios del Siglo XIX, aunque ha seguido presente hasta la actualidad en géneros como la pantomima, el melodrama y el arte payasesco. Y claro, en esta obra, que es un verdadero colectivo, una tormenta de ideas protagonizada por Jorge Costa, Emiliano Larea, Romina Mónaco, Julia Muzio y Fernando Pérez, pero en la que también intervienen varias personas más.

Se podría decir que el protagonista es Arlequín, personaje emblemático de la Commedia dell´Arte: una adivinadora le predijo que su muerte está cerca, y que llegará a la medianoche. Es entonces que Pierrot, quien será su amigo y consejero, pero también está sumamente resentido con él, le arma una trampa, adelantando el reloj para que el encuentro con la muerte llegue antes. Ya en el despliegue de esa trama hay un aparente desorden, que es apenas un disparador para una coreografía donde los saltos, bailes, choques, morisquetas, junto a las máscaras, el vestuario y la música, tienen en verdadero papeles fuertemente predeterminados, en una puesta tan libre como ajustada en su planificación.

Es que se nota en Tamorto (romance de Arlequín y la muerte) una preparación por la cual los actores siguen una composición claramente programada, pero a la vez hay un espacio justo y decisivo para la improvisación, especialmente desde el diálogo con el público. Frente a un espectador acostumbrado a refugiarse en esa segura barrera que es la invisible cuarta pared, lo que tenemos son personajes que lo interpelan a través de un humor soez y escatológico, pero también astuto, y que no teme esos posibles saltos al vacío que se dan a partir de las claras referencias a la actualidad argentina. Debe haber pocas expresiones del arte y el espectáculo argentino que hablen tanto del presente nacional –y menos aún desde la comicidad- como Tamorto.

En poco más de una hora, el relato –que nunca para- acumula toda clase de elementos estéticos y narrativos, demostrando una ambición que hasta podría calificarse como chocante, porque difícilmente la audiencia esté preparada para semejante nivel de despliegue corporal, de expansión escénica, de invasión del espacio espectatorial, de artificio evidenciado. No siempre esas ambiciones se traducen en resultados: por momentos hay desniveles en la narración y la energía que emerge desde el escenario se sale de cauces, con lo que el espectáculo adquiere ribetes casi agotadores.

Aún así, Tamorto (romance de Arlequín y la muerte) va configurando una historia que es pura imaginación y creatividad, que no sólo es acaparamiento de herramientas audiovisuales, sino también todo un diálogo con todo tipo de tradiciones y tópicos, a caballo de la reivindicación de la vida como algo bellamente a la muerte. Ese posicionamiento es una cabal declaración de principios desde la más firme teatralidad y se agradece desde el alma.


Actúan: Jorge Costa, Emiliano Larea, Romina Mónaco, Julia Muzio, Fernando Pérez Músicos: Fernando Pérez Vestuario: Almendra Vestuarios Escenografía: Siamotutti Máscaras: Alfredo Iriarte Diseño de luces: Fernando Raíces, Roberto Sánchez Diseño gráfico: Diego Feijoo Prensa: Tehagolaprensa Supervisión: Gabriel Páez Coaching de Canto: Mariana Macchiarola Puesta en escena: Jorge Costa, María Elena López, Julia Muzio Dirección musical: Fernando Pérez Dirección vocal: Mariana Macchiarolla Dirección: Jorge Costa, Roberto Sánchez Duración: 80 minutos Sala: Belisario Club de Cultura (Avenida Corrientes 1624 – CABA) – Viernes a las 23:00. Hasta el 31 de julio.

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