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BAFICI 2011: ¿a que no saben a quién vi?

Por Rodrigo Seijas

Los festivales suelen ser días de excepción, pero también tienen su rutina, cosas que se repiten siempre, edición tras edición. La lluvia, el sueño y el frío en las salas son algunas de ellas, y mi primer día no fue la excepción: cuando entraba al Abasto para buscar la credencial, ya el día estaba húmedo y nublado, ideal para meterse para siempre en una sala, aunque claro, para eso tenía que combatir el sueño y el frío (¡aflojen con el aire acondicionado, por Dios!), grandes enemigos en la misión festivalera. Ya empezar cansado es preocupante, pero mi meta no es matarme viendo películas. Demasiadas cosas tengo en el medio y luego de diez años en la profesión de crítico, la gran mayoría de ellos cubriendo eventos similares al BAFICI, las ganas y las expectativas no son las mismas. Si esto me pasa a los 27 años, imagínense cuando tenga 47. Van a notar mi cinismo y amargura a diez kilómetros de distancia.

Y no ayuda demasiado cruzarme en el Punto de Encuentro con el Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Sí, estaba esperando para ir a una de las funciones, haciendo tiempo básicamente, cuando veo venir a Mauricio Macri, Sergio Wolf y (creo) Hernán Lombardi, recorriendo las instalaciones del BAFICI. Allí estaba Mauri, tan PRO, pretendiendo que le importaba el Festival. Y digo pretendiendo porque ya han pasado demasiadas cosas en la gestión cultural del actual Gobierno de la Ciudad como para que este señor siga haciéndose el interesado por la cultura: cierres de cursos y talleres culturales, reducción de presupuesto en el Complejo San Martín, el conflicto en el Colón, el vaciamiento del canal Ciudad Abierta, entre otros episodios, delatan una política donde se piensa a la cultura únicamente como bien económico eventualmente redituable. Pero volviendo al hecho en particular, allí me quedé yo, contemplando con furia a ese mediocre empresario que nunca ha sabido lo que es la política y que sin embargo fue elegido por el 60 % de los porteños para que sea la cabeza del Poder Ejecutivo de la Ciudad. El saludó hacia la gente que andaba por ahí y no pude evitar elevar mi mano con la señal de “fuck you”. Unos cuantos me vieron hacerlo y se rieron bastante, pero él no me notó. No sé si eso fue bueno o malo.

Pero por suerte estaba el cine. Y aunque los cortos del BAFICITO no me entusiasmaron demasiado, pude ver poco más de la mitad del filme infantil animado de origen danés The apple and the worm y realmente me entusiasmé mucho. Tuve que salir antes por cuestiones de tiempo, pero prometo una pronta reseña. Luego me encontré con el colega de nuestro sitio Javier Luzi -que como todos saben, es un tipo muy cool, aunque esté por cumplir cuarenta- y vimos la eslovena Dad, que no estaba nada mal, a pesar de no ofrecer nada particularmente nuevo.

Y eso fue todo en este primer día. Tampoco me pidan que cabecee.

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