Alimentados por los petrodólares y lejos de la crisis financiera que afecta al sector cinematográfico mundial, los Emiratos Árabes tienen pensado invertir más dinero en el negocio del cine en Hollywood y, así, hacerle frente a los festivales europeos más destacados del planeta, como los de Cannes, Venecia y Berlín.
Así lo evidenció recientemente la organización del festival de cine de Dubai, un país que muestra un creciente mercado vinculado al séptimo arte y que invita a Abu Dabi y a Doha a conformar el eje estratégico del mundo del espectáculo en Medio Oriente, la nueva niña de los ojos de Hollywood.
Abu Dabi es la gran fuente de financiación del negocio estadounidense en estos momentos y, según la prensa local, se calcula que el monto invertido en Hollywood por los Emiratos Árabes supera el billón de dólares, en paridad con la pujante influencia asiática, tanto de China como de Japón.
Doha, en cambio, representa el intento de monopolizar la tendencia más comercial de la zona, atrayendo estrellas a través de una franquicia, la del festival de Tribeca, creada por Robert DeNiro e impulsada exclusivamente para competir con sus vecinos.
En tanto que Dubai, cuyo festival a pesar de tener siete años de vida ya cuenta con galones, sigue fiel a sus principios y ha servido para crear el primer núcleo de negocio íntegramente destinado a la industria local.
Dubai canaliza además la estrategia financiera de la región en lo que respecta a su propio cine, y ya prevé inversiones de cara a 2012.
Si se hace caso de las perspectivas del propio mercado que organiza el certamen, el año que viene Latinoamérica y Filipinas serán el destino de unos cuantos millones de petrodólares, mientras que Estados Unidos tratará de mantener su cuota con una política neutra, esto es, ofreciendo porcentajes en superproducciones en las que el riesgo es mínimo.
El crecimiento de festivales en la región parece ilimitado y así se explica que en un territorio tan reducido hayan nacido tres encuentros de primer orden que en un futuro apuntan a competir -aunque sólo sea por su descomunal músculo financiero- con los históricos de Europa, llámense Cannes, Berlín, Venecia o San Sebastián.
(Fuente: Reporter)