Con el filme Black Swan del director estadounidense Darren Aronofsky, arranca hoy la 67ª edición de la Muestra de Cine de Venecia, que este año combina desfile de estrellas con el lanzamiento de una nueva generación de cineastas, entre ellos el chileno Pablo Larraín y la estadounidense Sofia Coppola.
La actriz Natalie Portman, protagonista del filme de Aronofsky, vencedor del León de Oro en 2008 con El luchador, abrió el desfile de estrellas a la orilla de las legendarias playas del Lido veneciano.
A lo largo de diez días, personalidades y divos de la talla de Winona Ryder, Vincent Cassel, Helen Mirren, Isabella Rosellini, Catherine Deneuve, Vanesa Redgrave, Dustin Hoffman, Benicio del Toro, Gerard Depardieu y Vincent Gallo, desembarcarán en Venecia para presentar sus últimos trabajos.
La nueva edición del festival, que el director de la Mostra, Marco Muller, considera entre “la más ágil”, abrió por primera vez en varios años a la cinematografía de América Latina.
“Hemos renovado la presencia de América Latina en el concurso”, admitió Muller, quien invitó al chileno Larraín para competir con Post Mortem, una historia de amor ambientada en 1973, año del golpe militar.
El cineasta latinoamericano concursa al lado de otros 24 filmes de 11 países, entre los cuales hay seis estadounidenses, cuatro italianos, tres franceses, dos japoneses y un chino.
Mientras, en la sección Horizontes, entre las más experimentales, se proyectan numerosos filmes, documentales y cortos provenientes de Argentina, Ecuador, Brasil, México y República Dominicana.
Fuera de competición, prestigiosos cineastas como John Woo, Robert Rodríguez, Giuseppe Tornatore y Martin Scorsese aprovecharán para presentar sus nuevas obras y se espera que el iraní Jafar Panahi obtenga el permiso para viajar para el estreno mundial de su filme El acordeón.
Suscita expectativas el cine de autor estadounidense, que estará presente en la competición, entre otros, con la comedia dramática de Sofia Coppola (Somewhere), el nuevo filme de Vincent Gallo (Promises written in water) y la obra del ecléctico artista Julian Schnabel sobre los jóvenes palestinos (Miral).
El tunecino Abdellatif Kechiche (Cous Cous) regresa a Venecia con Venus Noire, la historia de la exuberante Venus hotentote, una bailarina expuesta como un animal de feria, estudiada por sus carnes y extraños genitales.
El francés François Ozon concursa con Potiche con la pareja Catherine Deneuve y Gerard Depardieu sobre un ama de casa que remplaza a su marido empresario tras una huelga, mientras el español Alex de la Iglesia se mide con el drama de la guerra civil española con Balada triste de trompeta, con Carmen Maura entre los protagonistas.
Italia concursa con cuatro filmes de autores que no han llegado a los cincuenta, entre los cuales figura el realizador Saverio Costanzo con una adaptación del bestseller La soledad de los números primos.
Como es ya una tradición, el cine asiático estará bien representado con dos filmes japoneses (13 asesinos de Miike Takashi y Bosque noruego de Tran Anh Hung) y uno chino (Detective Dee and the mystery of Phantom Flame de Tsui Hark).
La mayoría (79) de los 83 filmes escogidos para las cuatro secciones oficiales serán estrenos mundiales, entre ellos los 50 de la sección Horizontes.
El jurado del festival estará formado además por un abanico excepcional de cineastas entre ellos el estadounidense Quentin Tarantino junto con el mexicano Guillermo Arriaga y el italiano Gabriele Salvatores.
Paralelo a la Mostra, en la sección independiente La Jornada de los Autores, compite como opera prima por el León del Futuro – Premio Luigi De Laurentiis, la película colombiana de animación Pequeñas voces de Jairo Carrillo y Oscar Andrade sobre los niños desplazados.
Con un presupuesto de 12 millones de euros, 7 millones provenientes del Estado, la Mostra intenta mantener su prestigio mundial tras 78 años de existencia.
(Fuente: AFP)