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MARFICI 2010: más críticas

Los integrantes de Fancinema realizamos desde aquí algunas críticas sobre trabajos de diversas secciones, para tener en cuenta y conseguir en el caso de los interesantes, y para eludir olímpicamente en caso de que ya les hayamos advertido de lo flojas, malas o aburridas que puedan ser. Más de nuestra cobertura de la sexta edición del MARFICI.


Yo, Duras, de Gustavo Galuppo /7 puntos


Durante el último MARFICI los amantes de la literatura tuvimos el placer de poder asistir a la sección “Imágenes literarias”, dentro de la cual se llevaron a cabo charlas y se proyectaron diversos filmes. Uno de estos fue “Yo, Duras…”, una suerte de documental experimental para sobre la escritora, guionista y directora cinematográfica Marguerite Duras.
Probablemente el mejor homenaje para una artista como ella se deba llevar a cabo utilizando su propio lenguaje, tomando sus frases y sus pensamientos de libros y películas, pero sobre todo manejando sus propios códigos: la fragmentariedad de la escritura posmoderna y el carácter introspectivo del Nuveau Roman, para el cual las formas de las novelas tradicionales deben ser quebradas introduciendo elementos introspectivos de los personajes y el flujo de conciencia. Todo esto está presente en la película de Gustavo Galuppo, en la cual se encargó de tejer partes de la propia Marguerite Duras, imágenes de sus películas, fotografías, páginas de sus libros, sus palabras, canciones orientales, cánticos de una sola voz, de la soledad, llantos, cuerpos, niños, la guerra, su sufrimiento, la bomba atómica, la soledad del autor… La síntesis de todo esto es un poema visual que recorre distintos momentos significativos de su vida desde su propia obra, como si el entrevistador hubiera decidido realizar las preguntas al objeto artístico y no a la autora. Y es justamente porque las obras de Duras están diseminadas de elementos autobiográficos y, aunque en algún momento ella misma haya negado la veracidad de algunas de esas afirmaciones, es imposible no relacionar la muchacha de Saigón o la pordiosera del Ganges con ella o, mejor dicho, con la imagen que hemos construido de ella. Duras era consciente de la muerte del autor cuando decía que “escribir es como desaparecer detrás de algo, esa imagen no existe”, sabía que sus obras y ella misma existirían solo a partir de relecturas, reinterpretaciones como la de Galuppo. Julieta Paladino.


El hada buena- Una fábula peronista, de Laura Casabé / 6 puntos


Suerte de cuento infantil siniestro y grotesco situado en una futura Argentina difícil de ubicar, el filme de Laura Casabé cuenta la historia de un niño adoptado por una familia acomodada que busca que uno de sus niños sea elegido para ser apadrinado por el presidente Perón. En su primera parte, la película asume una estética muy emparentada con el cine de Terry Gilliam, pero bastante desajustada y falta de solidez. Sin embargo, hacia su segunda mitad ajusta las piezas y va hilvanando una trama desopilante y patética, que no deja de lado un suspenso manejado lúcidamente. El hada buena se termina imponiendo como un filme político, pero sin caer en el antiperonismo, pues sólo utiliza del movimiento justicialista lo icónico en función del análisis del argentino medio. Extraño mérito en estos tiempos de desequilibrio analítico e ideológico. Rodrigo Seijas.


Diálogos de poeta y bandoneón, de Adrián Lorenzo y Juan Pablo Martínez / 6 puntos


Documental concentrado en la reunión de Raúl Gaullo y Horacio Ferrer, donde se asiste a todo el proceso creativo, que involucra la escritura de los poemas, la composición, los arreglos, etcétera. Esto se combina con escenas de danza interpretadas por Alejandra Gutty y Juan Pablo Harvath. Mientras se centra en estos dos frentes, realizando una construcción de montaje puramente artística, donde se descubren dos personajes muy particulares y atractivos, el filme de Adrián Lorenzo y Juan Pablo Martínez está más que bien. Pero cuando intenta decir algo más con las imágenes –como en el tango “Woody Allen”, donde se insertan en el medio imágenes de Nueva York y Buenos Aires, estos adornos se revelan superficiales y carentes de pertinencia, entorpeciendo la narración. Aún así, un documento de interés sobre un ámbito poco explorado por el cine argentino. Rodrigo Seijas.


In comparison, de Harun Farocki /7 puntos


Un documental cuyo hilo conductor es algo tan universal y simple como el ladrillo, una invitación a ver emancipadamente que hay detrás de ese objeto indispensable para la construcción: esto es In comparison. Sin diálogos y con tan solo los ruidos de las personas trabajando transcurre esta hora frente a diversas realidades de la construcción de edificios y la realización de ladrillos en varios países del mundo.
El recorrido empieza en una aldea en Burkina Faso donde todas las familias realizan los ladrillos de forma tradicional (con sus manos y secándolos al sol) para poder construir con ellos un hospital. Hombres y mujeres trabajan contentos repartiéndose las tareas, todos con una causa común. Con el transcurso de los minutos y a medida que varían los lugares recorridos las condiciones de trabajo serán muy distintas, el espectador podrá observar que el número de obreros se irá reduciendo paulatinamente hasta llegar a una situación totalmente opuesta a la inicial: una fábrica en Alemania donde un solo hombre desde su silla controla la realización en serie de miles de ladrillos o, aún más extremo, la desolación y los zumbidos robóticos de una computadora en Suiza que, programada con patrones de píxeles, levanta enteras paredes sin la intervención ni la ayuda de nadie.
En silencio y con mínimas referencias de lo que estamos observando Harun Farocki nos invita a reflexionar, a sacar nuestras propias conclusiones sobre realidades tan lejanas que ocurren al mismo tiempo en un mundo que supuestamente es el mismo. Julieta Paladino.


El ambulante, de Eduardo De la Serna, Lucas Marcheggiano y Adriana Yurcovich / 8 puntos


El filme de Eduardo De la Serna, Lucas Marcheggiano y Adriana Yurcovich consigue destacarse dentro del género documental por lo gracioso que es. Básicamente porque su protagonista –un hombre que va de una localidad a otra del interior de nuestro país, ofreciendo filmar una película haciendo participar a los habitantes del pueblo, sólo a cambio de alojamiento y comida durante el tiempo que le toma su labor- es sumamente atractivo, no sólo en sí mismo sino también gracias a la puesta en escena. Se desempeña en todos los terrenos del arte cinematográfico: director, guionista, productor, camarógrafo, montajista, actor, entre otros, prevaleciendo en cualquiera de ellos.
Contrariamente a un filme como Estrellas –con el que comparte tópicos similares-, El ambulante nunca se pone por encima de lo que cuenta, además de que focaliza en lo cinematográfico no como instrumento para decir “algo más”, sino como oficio, profesión, disciplina, arte. Una película sobre el cine, desde el cine. Rodrigo Seijas.


All you need is Klaus, de Jörg Bundschuh /8 puntos


Klaus Voorman es de esos tipos que se hacen querer. Eso es lo único que explica el que haya podido navegar con gran soltura, sin escatimar la humildad, en las turbulentas aguas del rock de los sesenta y setenta, como un legendario bajista. Este documental alemán se deja llevar por el paso calmo de un personaje con un silencioso pero potente carisma, además de multiplicidad de talentos. El resultado es un filme donde lo que importa antes que los escándalos y las anécdotas turbias, es la amistad, la conjugación de talentos, el proceso creativo, la pasión por la música, incluso por el arte en general. Cuesta creer que exista alguien como Voorman, capaz de conjugar una enorme cantidad de energía positiva a su alrededor, pero la convicción de la narración de la película de Jörg Bundschuh, junto a la enorme presencia del protagonista, hacen que todo sea tan creíble como entretenido. Rodrigo Seijas.

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