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MARFICI 2010: Día 2

Por Cristian Ariel Mangini

Se vio poco, y de lo que se vio, hay pocos elementos para decir que los films sean recomendables. Aún así, ambos se dejan ver y tienen una visión estética radicalmente distinta a la hora de retratar el tópico en cuestión, en el primer caso la vida en una (o, mas bien, varias) aldeas sudamericanas y en la segunda el surgimiento y caída de un grupo de rock español. Además, ambos comparten la palabra “historia” en su título, lo cual no deja de ser un detalle simpático para destacar.

Pero veamos: Historia de un día, de la venezolana Rosana Matecki, es el trazado de la vida de varios personajes en algunas aldeas sudamericanas, a lo largo de un día. Sin embargo, visualmente, es posible que veamos una extraña unidad entre una y otra cultura, más allá de ritos y lenguajes, trasladándonos a un espacio imaginario de raíces indígenas, donde el paisaje parece ser la única señal del cambio de de locaciones. Aquí hay un merito en el montaje narrativo con el que se construyo este documental, ya que los indicios y barreras, más allá de alguna cuestión geográfica, aparecen borroneados a pesar de que se intuye de que estamos hablando de distintas culturas. De los fragmentos que constituyen al film, quizá la introducción sea el mejor logrado. La cámara de Matecki recorre con planos cortos y contundentes la actividad y las manos de los personajes de esa aldea, para luego hacer un paneo de 180° que recorre las edificaciones de ese lugar en el medio de un vasto desierto.

Este recorrido visual, que va desde el detalle hasta encuadres más generales, es de un notable acierto, con encuadres bien posicionados y una cadencia narrativa que a pesar de su convencionalismo demuestra una fluidez visual que logra trasladarnos a ese espacio. Pero no se repite a lo largo del documental alguna secuencia tan bien construida. Y con el desarrollo ese convencionalismo se le va tornando en contra, haciéndose derivativo y redundando en imágenes a las que se las puede etiquetar como efectistas. La figura del animal desollado, con la cadencia rítmica de la percusión, se repite y tiene la clara intención de dejar una impresión que trasciende (por el detalle, por el trabajo de sonido) a la de mostrar, busca subrayar; lo mismo sucede con una secuencia donde cierto ritual funerario es documentado con detalles que no suman, sino que en todo caso restan a la efectividad dramática de la escena. En el medio hay cierto tono de comedia involuntaria y una música de bases electrónicas (cercana al ambient) que quizá atenta por momentos con el registro directo de la acción que vemos en pantalla. Ocasionalmente se permite ser más experimental en el registro de un cumpleaños, con el uso de la cámara rápida, pero en el marco del film queda un tanto aislado e injustificado, a pesar de la audacia. En definitiva, es interesante y se van a sentir trasladados a ese espacio, pero quizá se torne innecesariamente larga en su metraje, y haya pocos elementos que se salgan de ese balance entre la vida y la muerte, la felicidad y la tristeza, que parte como tópico central de ese “día”.

Mucho menos atrayente resultó Historia de un grupo de rock, de Juanma Bajo Ulloa, una suerte de recorrido a través de la trayectoria del grupo musical Distrito 14. Seré sintético con este film: le falta un sustento de archivo más enriquecido, la falta de testimonios que sean externos a la banda le quita un marco más general y por momentos, nos gusten o no las canciones, adquiere la dinámica de ser un recital filmado, con todos los clichés visuales posibles. Lo de la falta de testimonios se me ocurre fundamental: el único crítico musical que puede dar una explicación del contexto musical de la historia del grupo da su perspectiva, pero más como fan que como analista. Entonces la caída y la omisión del grupo aparece circunscripto a la única explicación posible, que es que son de Zaragoza. También resulta algo improcedente la forma en que parece el testimonio de la esposa de Mariano Casanova (el líder de la banda). Aporta poco, repite obviedades, y es retratada con paneos y planos detalles que se me ocurren arbitrarios. No tienen ningún sentido dentro de la película. Y eso, si  les simpatiza el rock español de la década del ´80 quizá pueda interesarles, pero falla como documental.

Por lo pronto, mi colega del Cine Inusual, Fabián Sancho, no parecía muy contento con el “heavy metal” algo aggiornado de la banda española, aunque yo le encontré algunas melodías interesantes (lo que si, demasiado, sino excesivamente tonales) a pesar de lo redundante en la melancolía rocker de las letras. Y no tiene mucho de heavy que digamos.

Hoy será un día de documentales extensos, uno de tragedias y otro de recorridos espirituales. Veremos como se sostienen, y si finalmente se puede ver algo de terror.

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