REUNION A DISTINTOS NIVELES
Por Rodrigo Seijas
Luego de La mala educación (2004), que posiblemente sea su obra más arriesgada pero también la más fallida (Todo sobre mi madre no era fallida, al contrario, porque lograba su objetivo esencial, que era ganar un Oscar, pero a costa de un sinfín de manipulaciones), Almodóvar realiza con Volver un retorno a lugares ya conocidos, a pilares de su filmografía, lo cual no significa necesariamente un regreso a lo seguro o un acto de pereza.
Todo lo contrario, porque el Almodóvar que retoma la mirada femenina, además de volver a dirigir a Penélope Cruz y Carmen Maura (con esta última vuelve a trabajar luego de 18 años), lo hace con la madurez de un cineasta que a esa altura ya tiene más de treinta años en el cine (si tenemos en cuenta que su primer corto, Film político, es de 1974) y que no sólo ha ido puliendo sus herramientas narrativas y estéticas, sino que ha ido complejizando su abordaje sobre los lazos sentimentales. Pero además, Volver muestra a un realizador con rasgos de llamativa humildad (tengamos en cuenta que siempre Almodóvar tuvo un ego de niveles estratosféricos, lo cual ha sido tan positivo como negativo para sus películas), que parece ser mucho más consciente de las imperfecciones de su cine y que en base a eso busca primariamente contar una historia.
Quizás como nunca en toda su filmografía, Almodóvar no se preocupa tanto por dejar asentado un discurso ideológico sobre el mundo, sino por narrar, o más bien, por correrse a un costado para que sean las criaturas que creó las que narren los sucesos. Pero esa no es la única operación distintiva del cineasta en el film: si siempre buscó delatar el artificio en las historias que concibió, en Volver hay una clara reflexión sobre los elementos realistas y naturalistas dentro del artificio superficial del relato. Es como si el director se hiciera cargo de la humanidad de sus personajes (no sólo de esta película, sino de todas las que le precedieron) y por eso es capaz de entregar la que quizás sea su obra más libre, más vital, aún desde sus múltiples tonalidades melancólicas.
No es que Almodóvar no tenga nada para decir en Volver, un film que muestra de manera cabal cómo los lazos generacionales pueden reconfigurarse y actualizarse desde la solidaridad. Pero es donde el realizador español demuestra que puede brillar de formas más sutiles, o que incluso puede hacerlo a través las performances excepcionales de Cruz y Maura, cada una de ellas creando su propio camino narrativo dentro de la película. Almodóvar no deja aquí de hablar de sí mismo, de sus recorridos personales, de su infancia y sus recuerdos construidos desde la adultez, pero lo hace a través de los demás, poniéndose en muchos aspectos en un segundo plano. Volver es una película sobre la solidaridad y el reencuentro, cuyo realizador se muestra solidario con los demás, para reencontrarse consigo mismo.
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