
"Gatillero"
Presentamos como en cada edición del Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente (BAFICI) una serie de mini críticas del staff de la web recorriendo la programación del certamen. Son 16 las películas reseñadas.
–Antes del cuerpo de Carina Piazza y Lucía Braceli // 8 puntos
Esta inquietante película nos sumerge en una temática muy actual: las tareas de cuidado y las tensiones que surgen a través las mismas al interior de una familia y en una relación laboral. El film sigue a una enfermera que en su trabajo desarrolla una relación muy estrecha con su paciente y a su vez nos muestra cómo debe hacer malabares para estar presente en su casa con sus hijos. Pero una rara condición empieza a afectar a su hija menor, complicando aún más un presente lleno de claroscuros. Mezclando un realismo muy árido que no permite casi respiro con elementos del fantástico muy bien intercalados, Antes del cuerpo es una propuesta original que no admite concesiones en sus casi ochenta minutos. Filmada en una Mendoza totalmente alejada de imágenes turísticas, es destacable la ambientación. Las directoras saben perfectamente lo que quieren contar y logran construir una trama muy sólida desde lo narrativo y efectiva desde lo visual, sin subrayados innecesarios ni desviaciones superfluas. Esteban Simoes
–Denominación de origen de Tomás Alzamora Muñoz // 7 puntos
A partir de la cruzada de cuatro personajes para que reconozcan a San Carlos (Chile) como la localidad de la longaniza, este falso documental encuentra un simpático engranaje para dar forma a una comedia. El propósito es noble en la medida en que, más allá de algunas fuentes verídicas, lo importante es la autonomía que adquiere la película a partir de jugar con las aristas más disparatadas. Y si bien por momentos bordea el registro de cierta televisión bizarra, uno se termina encariñando con quienes aparecen involucrados en esta gesta quijotesca. El título hace alusión al objetivo perseguido, la posibilidad de obtener esa calificación para que la ciudad se convierta en atracción turística. En el recorrido se van develando los estereotipos de abogados, políticos, activistas, feriantes y músicos lugareños, todas piezas de un alocado ambiente en el que prevalece la camaradería y la gracia de saberse involucrados en esta divertida propuesta. Cercana al registro de las películas de Néstor Frenkel, alcanza una conjugación amable de absurdo y ternura. Guillermo Colantonio
-Escena final
de Diego Kompel // 6 puntos
Naufraga en una clase de teatro que se va desvirtuando poco a poco debido a la acción directa de uno de los personajes. Lo que empieza siendo una molestia, termina en otra cosa, mucho más visceral y extrema. Hay que decir que la trama se presenta un poco predecible y presenta todas las dificultades de filmar una experiencia teatral, algo complejo desde que el cine mismo se independizó del teatro. Pero también es cierto que las actuaciones cumplen y que el corto logra, en los breves minutos que dura, incomodar bastante. Una cosa es adivinar la trama y otra es ser indiferente ante la misma, cosa que no pasa en este caso. Lo que empieza como una primera clase teatral termina en una especie de experiencia psicodramática de supervivencia. Esteban Simoes
-Gatillero
de Cris Tapia // 6 puntos
Si la primera impresión es la que cuenta, Gatillero no termina de resolver el dilema del gesto narcisista del plano secuencia y la recurrencia a fórmulas televisivas sobre la marginalidad. Estamos sumidos en un viaje a la noche de Isla Maciel. Por momentos con muy buen pulso narrativo; en otros, con el riesgo de sostener el desafío técnico, bordeando la lógica de un videojuego. El punto de vista es el de un ex sicario que sale de la cárcel y enseguida se mete de lleno nuevamente en el robo. Acepta una propuesta que no terminará bien, ya que le arman una emboscada. La película sigue su itinerario de pesadilla por un barrio donde la violencia se respira a cada segundo y de todas formas, una tierra devastada donde las inscripciones políticas en los paredones parecen una ironía. Zona liberada, arreglos con la policía y los vecinos acorralados mientras los narcos se disputan el territorio. No hay salvación posible para ningún alma en este calvario que no da respiro. Un cine que funciona por exceso, por acumulación de sordidez, que no negocia con formas de realismo más condescendientes y no teme quedar condenado al regionalismo. Se nota que está hecha con las entrañas. También que hay una ligazón con ciertas zonas del terror y del western adaptadas al infierno urbano. El tema es que no hay un resquicio de luz. La incorporación de Julieta Díaz como “La madrina”, la capa de la parada, contrasta con el resto, pero al menos logra sacarnos por un momento de tanta oscuridad. Guillermo Colantonio
-Later in the clearing
de Marton Tarkovi // 7 puntos
Péter Molnár es un anciano artista que vive cómodamente aislado en una pequeña ciudad de Hungría. Un delicado y respetuoso registro de su actividad minimalista es el objeto de este documental que sostiene su propio ritmo a partir de pensar un diálogo posible entre el cine y la pintura. La cámara oficia como un instrumento para otorgarle movimiento a una obra, pero también como posibilidad de captar fugaces momentos de la naturaleza o llenar intersticios donde el tiempo se aleja de la producción cotidiana. Esto, que en otros casos podría equivaler a una pose narcisista o a una hinchazón estética, es parte de la fascinación de un cineasta y de sus esfuerzos formalistas por materializarla. El resultado es un retrato poético/espiritual, ligado a una percepción y a un estado de ánimo (la calma); también a esa instancia de la vida donde prevalece la sabiduría. Tarkovi concibe el cine como acto de fe, no en un sentido religioso sino como una invitación a buscar lo sagrado en el cosmos. Este propósito excede la convencional línea de exponer solamente la obra de un artista de manera didáctica. En todo caso hay una atenta observación alejada del mundanal ruido y del vértigo del presente. Guillermo Colantonio
-La noche sin mí
de María Laura Berch y Laura Chiabrando // 7 puntos
Película que podría haber sido una más en la cadena de historias condicionadas exclusivamente por el mensaje o por el imperativo de una agenda. Por fortuna, hay un notable trabajo cinematográfico para dar cuenta, desde lo formal, de la caída emocional de una mujer encerrada en una estructura familiar asfixiante. Ya en el comienzo, la identidad de Eva, la protagonista magistralmente interpretada por Natalia Oreiro, se ve amenazada, sacudida con la noticia de un posible embarazo. También desde el principio las realizadoras ponen en funcionamiento un progresivo juego con los encuadres que marcan perfectamente la tensión y la desintegración durante esa noche, el lapso temporal que enmarca el relato. La sensación de agobio, de sentirse extraña en su propia casa, aumenta la incomodidad propia del carácter siniestro de la situación. Todo se sostiene desde el punto de vista de esta mujer a la que nadie escucha, a la que nadie mira, y la que ya no puede mirar a los demás porque el hogar se ha transformado en un infierno aunque nada estalle. Diversas formas de violencia aparecen escenificadas en actos y gestos que, más allá de algún trazo grueso, están dosificados y arman un cuadro de mandatos. El problema surge cuando alguien se corre de ese libreto y empiezan las preguntas. Como si fuera un viaje al fin de la noche, el inquietante itinerario marca instantes donde todo parece estallar. Sin embargo, la vida continúa. El acierto de la película es no poner en evidencia cómo. Guillermo Colantonio
-Las reglas del juego
de Matías Szulanski // 6 puntos
Relaciones de parejas. Historias e histerias. Diálogos superfluos y algunas dosis de humor estratégicamente repartidas. Con estos ingredientes, Szulanski retorna una vez más al terreno en el que más cómodo se siente, la comedia de idas y vueltas con personajes que, producto de sus temores e inseguridades, no reprimen sus actos y se manejan al ritmo de sus obsesiones. Esto les complica la existencia y los sumerge en una neurosis que no está vista desde la condena moral sino desde un lugar más complaciente. Y es que la profundidad de la película está a la altura de los títulos inscriptos artesanalmente en servilletas. Si las relaciones se tornan peligrosas en materia de amor, entonces, ese carácter insostenible es motivo para alimentar el género, antes que una exposición filosófico existencialista. Juan y Laura están en pareja. En la calle se topan azarosamente con Marcos y Flor. A partir de una confesión de Juan se despliega un dispositivo de actos ridículos, de intercambios impulsivos cuyo fondo es la vulnerabilidad del compromiso y la conciencia acerca del otro en los vínculos de pareja. Hay una poética que se arma con señas particulares, muchas de ellas ligadas a la improvisación y a la banalidad, dos signos que son reivindicados por el director en esta suma de secuencias que funcionan como viñetas para una historia que bien podría ser un intento porteño de screwball. Guillermo Colantonio
-Les loups
de Isabelle Prim // 6 puntos
Dos épocas ligadas por una imagen. La primera se remonta al Siglo XVIII, alrededor del castillo de Saint-Alban. En ese marco se organizan cacerías y se ofrecen rituales. Dos siglos más tarde, vemos los mismos rostros en otro contexto: en ese mismo lugar ahora funciona una institución psiquiátrica donde se fusionan el teatro y la locura. El puente que une los dos tiempos es la figura de una bestia, un extraño animal que aterrorizó a la región de Gévaudan, en Francia, y que se transformó en una leyenda. Realidad y representación. Con este combo de ideas, la película se convierte en un híbrido genérico cuyo fundamento parece ser una libre idea del cine como sumatoria de artes. Tal vez, el principal inconveniente de la propuesta es que su voluntad es demasiado importante y se impone por sobre las emociones que pueda despertar en los espectadores. De allí la frialdad que transmiten las imágenes, por momentos más asociadas a un trabajo de carácter enciclopédico y un tanto pedante. Guillermo Colantonio
-Los días con ella
de Matías Italo Scarvaci // 7 puntos
El director de Los cuerpos dóciles (2015) retrata en este caso la vida de Alejandra, quien cumple una condena por homicidio y tiene una nena que vive con ella en la cárcel, además de otros hijos que extraña por estar encerrada. El registro de no ficción que plantea Scarvaci es interesante y propone una mirada muy cercana y sutil. Tal vez podamos reprochar cierta medianía que hace que a veces el guión se pierda en preciosismos visuales y detalles biográficos. De todas maneras, es una propuesta a celebrar en estos momentos en los que la mirada oficial sobre la cárcel es tan opuesta. Repensar esta institución como una deuda de la democracia desde Alfonsín para acá, incluyendo en mayor o menor medida a todos los gobiernos posteriores, es algo que nos debemos como país. Una pequeña teoría que tengo: la influencia insoslayable de Rodolfo Walsh sobre la producción documental de este país, incluyendo la ficción y la no ficción, muy a su manera. Desde La hora de los hornos, Juan, como si nada hubiera sucedido, Mundo grúa y ¿Qué puede un cuerpo? vemos cómo se produce una ruta que tiene a Scarvaci en ese linaje tan interesante y necesario de la cinematografía nacional. Esteban Simoes
–LS83 de Herman Szwarcbart // 7 puntos
Una cantidad impresionante de archivos televisivos pertenecientes a Canal 9 constituyen la base de este documental. Aún resta mucho por digitalizar, por ello es sumamente estimulante contar con parte de ese acervo que, en este caso, se circunscribe a la etapa de la última dictadura militar. El solo visionado de los materiales genera una mezcla de sensaciones que van desde la curiosidad al escalofrío, sobre todo por la naturalización del horror, los discursos del pasado que se replican en el presente y la impunidad de quienes llevaron a cabo la sangrienta persecución y desaparición de personas. Ese efecto, más que impulsado por la complicidad mediática, es consecuencia de ver escenas de la vida cotidiana en un país donde parece que nada está pasando. Las imágenes hablan por sí mismas, no obstante, este registro visual es intercalado con fragmentos de memorias del escritor Martín Kohan, un procedimiento que, si bien parece forzado por momentos, está pensado para conjugar lo público y lo privado, interpelando a una generación que transitó su infancia y su adolescencia en medio de la horrible coyuntura. Tal vez el nervio de esos textos toque esa fibra sensible. Nunca la lectura se pronuncia enfatizando la dimensión afectiva o cayendo en el sentimentalismo manipulador, por el contrario, aquello que se narra propone con su tono un distanciamiento reflexivo cuyo horizonte es acompañar a las imágenes en la banalidad del mal. Guillermo Colantonio
-Mond
de Kurdwin Ayub // 7 puntos
Una joven luchadora austriaca se retira de la actividad luego de comerse una verdadera paliza. Su vida no pasa de ser austera y un tanto desordenada; tampoco logra adecuarse a su nueva labor como entrenadora. Los códigos de las nuevas generaciones, con su miedo a la frustración, generan una distancia importante. Entonces se produce el acontecimiento: un tipo con mucha fortuna la contrata para ir a Jordania para que les dé clases a sus tres hermanas. Todo parece perfecto. El lujo y el dinero comienzan a formar parte de su vida en el suntuoso hotel en el que se hospeda. No obstante, hay un secreto que se irá develando, un secreto que involucra otra clase de golpes en el cuerpo y la necesidad de tomar una decisión. Lejos de recurrir a los lugares comunes de las imágenes de inmigrantes, la película confía en mantener la tensión desde un clima inquietante, dosificando los picos emocionales y apostando a la perplejidad, ya sea en la protagonista (impresionante su lenguaje gestual) como en los espectadores. La represión, el dolor y el sometimiento son signos que atraviesan la trama. Están quienes intentan escapar y quienes pueden descargarlo de otro modo. De allí las hermosas escenas donde Sarah (magistral Florentina Holzinger) baila o canta con la música al palo. Guillermo Colantonio
–No puedo tener sexo del Bel Gatti // 7 puntos
Con una película que es denuncia, reclamo y desafío, en crudo, y que por eso, también y además, se instala en la ternura, Gatti, que percibe su filme como “híper documental y por eso híper ficción”, interpela qué pasa con esta generación que tiene treinta siempre y a la que no le hemos dejado buenos “modelos para armar”. No puedo tener sexo, de factura tan honesta y simple como su título, se plantó -ya venía con excelente performance en el Festival A de Estonia-, como una de las favoritas de Operas Primas del BAFICI: agotó entradas y paseó por medios y sumó un grito necesario a una escena que también, es post “cuir”. Gatti, guionista, directora, personaje, revisa, con amor y dolor, las posibles heridas del vínculo hija/madre, las amistades, las relaciones en general, los mensajes del linaje… Y no juzga. Pregunta. En un tiempo sin respuestas, su cine pregunta. Y no debe ser casual que la calma haga foco en las imágenes inocentes e indefensas de un niño y un perro. Un perro en el umbral de la casa “de Dios”. El sí debería entrar con gloria. Virginia Ceratto
-Otras formas. Artistas visuales que hacen música
de Florencia Ciliberti // 7 puntos
Tres elementos llaman la atención sobre este documental. El primero tiene que ver con su increíble trabajo de investigación, ya que rescata a artistas ya olvidados como Peralta Ramos o a Benito Laren a través de innumerables artefactos (fotos, videos, libros). Lo segundo viene asociado al primero, ya que se apoya en el registro físico que dejaron estos artistas y volver a ver cómo se utiliza un LP logra un efecto de nostalgia para el espectador. Pero Otras formas no se queda sólo en eso. Su tercer elemento es el tono con el que elige su directora acercarse a las entrevistas. Se tratan de conversaciones comunes y ligeras donde sus protagonistas pueden hablar y hablar por el sólo hecho de disfrutar de lo que están contando mientras la cámara registra esa poca formalidad y ese amor por contar historias. Santiago González
-Paul
de Denis Coté / 7 puntos
Paul es un joven que padece obesidad y se encuentra sumido en la depresión. Sin embargo, decide no rendirse y pone en práctica un peculiar método para ocupar su tiempo y calmar su ansiedad social. El mismo consiste en ofrecerse para limpiar casas de mujeres que, además, son dominatrices. Para Paul es una forma de obtener y dar placer, al mismo tiempo que le permite seguir una rutina que le ayuda a bajar de peso. Ocupar la mente y poner el cuerpo en ello son alicientes para salir adelante. Coté da vida a su película otorgando un granulado especial a sus imágenes y trabajando el sonido estratégicamente. Lo suyo no es la intromisión, tampoco la habitual misantropía. Se trata de una observación que le otorga a la mirada la curiosidad propia de quien aprende. No hay condena moral hacia ningún personaje. De este modo, el hecho mismo de que Paul se filme y de que Coté filme sus actos, habla de una compulsión arraigada a la vida. En un híbrido entre diario íntimo y registro documental objetivo, el trayecto muestra una elección de vida despojada de los clisés acerca de lo raro, lo extraño, lo bizarro. Y como terapia parece más saludable que la ofrecida por miles de gurúes desparramados en redes. Guillermo Colantonio
-Quinografía
de Mariano Donoso y Federico Cardone // 7 puntos
Es difícil dejar de lado el corazón y ceder al análisis racional cuando una película se mete en el universo de artistas geniales como Quino. Pero quién puede desperdiciar la oportunidad de ingresar a su mundo familiar y creativo para completar su historia. Quinografía traza un mapa fascinante, por momentos de modo bastante convencional, pero con la sabiduría de los hallazgos. Y siempre hay un detonante que inaugura la búsqueda: una jugosa colección de objetos, fotografías, discos, memorias y dibujos atesorados por Joaquín Tejón, quien adoptó a Quino cuando sus padres murieron. A partir de esos materiales, algunos de los rincones más fascinantes de la vida del dibujante van asomando para trazar ideas, sensaciones, dar lugar a otros testimonios (Serrat, REP) y obtener un perfil integral del mismo. Así paseamos por su infancia en Guaymallén (Mendoza), el temprano fallecimiento de sus padres, la adolescencia difícil, la inspiración para crear a Mafalda, los problemas con la censura, el exilio y una concepción hermosa del humor: “Una herramienta de conciencia aunque no tire balas”. Pero además, el documental incorpora como materia de representación el esfuerzo por preservar esos materiales, convocar a los familiares, digitalizar y crear un espacio de exhibición. Entre los archivos más emocionantes se incluyen fragmentos de un reportaje que Quino dio durante la pandemia en Argentina, en 2020, viudo y casi ciego, de memoria balbuceante, pero de vuelta en su patria. Guillermo Colantonio
-Reventando
de Diego Crespo y Guillermo Ruiz // 7 puntos
¿Puede un documental ser oscuro? Reventando presenta a su protagonista vestido de negro enmarcado dentro de un departamento donde hay apenas unos rayitos que iluminan algunos aspectos de su vida, pero lo que sigue es un derrotero de luchas por sobrevivir y perder constantemente y cierta resignación, no por algo Reventando le da su espacio al boxeo como una manera de canalizar todo lo que ocurre. Dentro de esta oscuridad hay algunas secuencias que nos sacan como aquella en la que se enumera la cantidad de películas que hay para tirar cuyos nombres son graciosos y las secuencias de peleas que nos retrotrae a Rocky película donde su protagonista cae fondo y lucha para triunfar. Reventando es su lado anclado en la realidad argentina. Santiago González
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