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MAR DEL PLATA 2016: resumen de cortos animados de la sección Mar de chicos

Por Matías Gelpi

(@matiasjgelpi)

ottoLa sección Mar de chicos dedicada al cine infantil y juvenil propone, entre otras cosas, un panorama internacional de cortos animados que se agrupa en una función que incluye diez films de tono variado. Se vieron principalmente historias interpretadas en su mayoría por animales, o criaturas fantásticas, con un tono de fábula en general. Salvo en un par de excepciones, los directores han intentado suprimir la utilización del diálogo, apelando a la simpleza y la expresividad de lo gestual, un camino que es ya tradición en la historia del cine animado.

A continuación un resumen de lo visto.

Little thing, de Or Kan Tor: obviamente este corto trata de una pequeña cosa, que en realidad es una criatura adorable e indefinida que llega a la gran ciudad en la cual se va a sentir inevitablemente sola. Kan Tor se quiere hacer eco del estilo Pixar, pero tanta ternura subrayada, y la falta de matices del argumento hace que su corto se quede un poco a mitad de camino, aunque sin llegar a estar del todo mal.

Spring jam, de Ned Wenlock: a veces el cine nos regala momentos de perfección como este corto neozelandés donde todo está bien. El ingenio y la gracia del argumento, la ejecución de la animación, que utiliza una exageración de las posibilidades de las dos dimensiones del dibujo absolutamente necesaria y orgánica. La música, el color, el humor, Spring jam es un cacho de alegría.

Le renard minuscule, de Aline Quertain y Sylwia Szkiladz: la historia de un zorro muy pequeño desesperado por ganar estatura y una niña que tiene el poder de hacer crecer mucho todo lo que riega. Un contrapunto entretenido de indudable ternura, que retrata el carácter relativo del tiempo y el espacio en la infancia. La animación tiene una textura única y muy expresiva.

Alas de piedra, de Francisco Cerchiara Montero y Sofía Florencia Gariazzo: el único corto argentino de la selección, está dividido en dos tramos. La primera parte es técnicamente irreprochable, un juego de luces, sombras y gestos que funciona con gracia y contundencia. El segundo tramo es más convencional, más tosco y un poco genérico; lo cual resulta en un agridulce.

El criptozoólogo, de Vincente Mallols: corto español hecho en stop-motion y el único que se atreve a utilizar el viejo y querido recurso del diálogo. A pesar de ser una idea simple, el chiste que repite, funciona lo suficiente como para mantener el interés en las aventuras del distraído protagonista buscador de criaturas míticas hasta el final.

Alike, de Daniel Martínez Lara y Rafa CanoMéndez: los directores de este corto español están demasiado preocupados en subrayar el obvio mensaje hipster acerca de la creatividad y la felicidad que transmite su obra. Aún así no es del todo malo, y técnicamente es irreprochable.

Au revoir Balthazar, de Rafael Sommerhalder: desde el personaje de El mago de Oz hasta el Trapito de García Ferré, e incluso el villano de Batman, sabemos que el espantapájaros es una criatura hecha para sufrir en el cine. En el caso de la historia del protagonista de este particular e interesante corto, su tristeza nos deja un vacío y un poco de poesía.

Jonas & the sea, de Marlies Van der Wel: podemos pensar el argumento este corto como la infancia imaginada de Jacques Cousteau. Jonas, el niño soñador de un pueblo de rudos pescadores, anhela vivir en el fondo del mar. El tema de la necesidad de perseguir los sueños por imposibles que parezca es una constante en el cine para niños.

Cats & Dogs, de Jesús Pérez y Gerd Gockell: enésima recreación de la interminable dicotomía de la mitología universal: el odio inagotable entre perros y gatos. Aunque la realidad nos dice que no son criaturas incompatibles, en este corto vuelven a representar universos diferentes de manera efectiva; lo gestual y la técnica aquí son fundamentales. Una historia simple pero ejecutada con gracia.

Otto, de Job Roggeveen, Joris Oprins y Marieke Blaauw: una niña y una mujer que no puede tener hijos comparten el mismo amigo imaginario llamado Otto. Este corto es el que logra momentos más tiernos pero también los mas perturbadores por no decir psicóticos. Uno de los puntos altos de esta selección.

El repertorio conseguido para esta función fue parejo y el conjunto, sólido. Aunque es cierto que el cine de animación parece gozar siempre de buena salud, y genera interés sea cual sea el formato en el que venga.

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