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Acto de valor

poster actvalorTítulo original: Act of Valor
Origen: EE.UU.
Dirección: Mike McCoy, Scott Waugh
Guión: Kurt Johnstad
Intérpretes: Roselyn Sanchez, Jason Cottle, Alex Veadov, Nestor Serrano, Ailsa Marshall, Gonzalo Menendez, Emilio Rivera, Dimiter D. Marinov, Thomas Rosales Jr.
Fotografía: Shane Hurlbut
Montaje: Siobhan Prior, Michael Tronick, Scott Waugh
Música: Nathan Furst
Duración: 110 minutos
Año: 2012


2 puntos


Una película que une (a la izquierda)

Por Rodrigo Seijas

(@fancinemamdq)

actvalor dosResulta que tengo una novia que es un poquito marxista. Es decir, se la pasa hablando de cuan fenomenal era un tal Marx. No Groucho, sino Karl, un alemán bastante jodido que se la pasó criticando al capitalismo, ese sistema económico que tan bien le ha hecho al mundo entero. Mi novia también es un poquito anti-imperialista. Y, para decirlo de manera elegante, detesta a los Estados Unidos. Desprecia la forma de vida estadounidense. Le irrita sobremanera que ellos se autodenominen “América” (es que es de esas personas medio latinoamericanistas). Hollywood, como toda expresión cultural del “hogar de los valientes”, es para ella EL MAL.

Mi novia también tiene varios amigos que militan en partidos como el PTS o el PO, de esos a los que el poeta Aldo Rico caratula como “zurditos pusilánimes”. Es gente un tanto extrema en su pensamiento y accionar: protestan por todas las causas posibles (y hay tantas para elegir…), hablan durante horas de conceptos rarísimos como “socialización de los medios de producción” (no sé qué será eso, pero me da un poco de miedito) y sueñan con el día en que llegue algo llamado “dictadura del proletariado” (eso definitivamente me da terror). Ah, y se la pasan hinchando las bolas con Cuba, y Fidel Castro, y Camilo Cienfuegos, y el Che Guevara, y la Sierra Maestra, y Lenin, y Trotsky, y Gramsci, y la Unión Soviética, y bla, bla, bla.

Yo, que podría decirse que estoy cercano a lo que algunos llaman socialdemocracia y que reivindico valores vinculados al sistema republicano y democrático, soy para esta gente un vulgar pecho frío. O para ser más precisos: un vulgar burgués pecho frío. Ojo, que para estos zurdos todos los demás son pechos fríos: los peronistas, los radicales, los socialistas, las diversas expresiones de centroizquierda, todos son unos pechos fríos, unos mariconazos. Están todos, en el fondo, a la derecha. Que no se hagan los combativos, los que tienen pelotas en serio son ellos.

La vida de los zurdos pusilánimes es dura: no sólo enfrentan un contexto nacional y global hostil, sino que existen a menudo numerosas diferencias internas (tengan presente que esta gente es capaz de agarrarse a piñas por diferencias en las interpretaciones del segundo párrafo de la página 123 del Tomo II del fucking Capital). Por eso no vendría mal que vean una película como Acto de valor. ¿Por qué? Porque es una película que une, que funciona como señalador gigante de lo que la izquierda detesta y combate. Podrían armar un maratón donde se proyecte este film junto a Amenaza roja y Ataque a la Casa Blanca, acumular mucha pero mucha furia y luego decidir un plan de acción, que contemplaría las siguientes opciones: a) ir y quemar la embajada estadounidense; b) ir y quemar la Casa Blanca; c) ir y quemar todo Estados Unidos (excepto Alaska, que podría usarse como una nueva Siberia, donde tener presos a todos los Estefan y al resto de los gusanos de Miami).

Yo siempre he hecho hincapié en la capacidad que ha mostrado Hollywood para pensar en un contexto de crisis el discurso y el accionar políticos de los Estados Unidos. Films como Río Místico, Desapareció una noche, Argo, La ciudad de las tormentas, la saga Bourne, Lincoln y Munich son ejemplos de obras que, con sus desniveles, han sabido deconstruir toda una serie de valores estadounidenses. Pero claro, también existen películas como Acto de valor, que es un típico relato sobre un grupo de soldados tratando de derrotar una fuerza terrorista, pero cuya narración está pautada por una voz en off que parece haber sido concebida por el Tea Party en el medio de una festichola donde se tomó té con estimulantes.

Uno puede entender que el gen estadounidense tiene grandes componentes de militarismo, intervencionismo, un autoconvencimiento absoluto de que son una nación de elegidos y que eso les permite unas cuantas licencias éticas y morales en cada una de sus acciones. Hay películas, como La noche más oscura, que, de manera bastante compleja y sutil, consiguen poner en imágenes esta visión del mundo, básicamente porque en principio se hacen cargo del contexto mundial e histórico. Pero no es el caso de Acto de valor, un film que parece ignorar el fin de la Guerra Fría o lo que pasó en Guantánamo y Abu Ghraib, con personajes de cartón corrugado y frases imposibles como “la guerra es un país de voluntad”. Hay que reconocerles a los directores Mike McCoy y Scott Waugh que filman con sapiencia las escenas de acción, las cuales se entienden por completo. Pero como la historia y sus protagonistas no son más que portadores de palabrerías vacuas, el distanciamiento que se produce, aún en esas secuencias, es tal, que el espectador siente que está contemplando un videojuego al estilo Call of duty.

A pesar de su estilo robótico y su patriotismo de cartulina, Acto de valor es un filme útil: no sabemos si convence a los yanquis, pero definitivamente convence a los enemigos de los yanquis… de continuar siendo sus enemigos.

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