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“Planteamos un polo de producción en el interior, pero no queremos separarnos del país”

Por Gabriel Piquet y Mex Faliero

En el Festival de Cine de Mar del Plata del año pasado, la película De caravana sorprendió a muchos por su fórmula espontánea para contrarrestar, con buen humor y ligereza, al cine nacional habitual: ese subsidiario de los malos humoristas de la televisión o a ese otro, mucho más pretencioso y que a esta altura comienza a repetirse bastante con su bucolismo fatuo. Claro que hay otras cosas, pero estos son dos extremos posibles. Sin embargo, De caravana sorprendía por tratarse además de un film enteramente realizado en la provincia de Córdoba. Esto nos llevó a indagar y descubrir que en aquella provincia mediterránea se está gestando un polo de producción cinematográfico, con el apoyo institucional del Estado y la realización de concursos que posibilitan la aparición de nuevos realizadores. Quiso la fortuna que al pisar la última edición de Pantalla Pinamar, otro producto cordobés haya llegado a conformar la compacta selección de films nacionales con destino de estreno: hablamos de El invierno de los raros, de Rodrigo Guerrero.

Este film es un drama coral que cuenta con los protagónicos de los reconocidos Luis Machín y Lautaro Delgado, pero también con un extenso elenco de intérpretes oriundos de aquella provincia, entre los que se encuentran las coprotagonistas Paula Lussi y Maitén Laguna. El invierno de los raros es un film coral en clave contemplativa, sobre personajes que se están dirigiendo hacia algún lugar sin saber muy bien qué hacer con ese transitar: en el camino habrá múltiples autodescubrimientos. Guerrero, Lussi y Laguna dialogaron durante aquellos días pinamarenses con FANCINEMA y dieron detalles sobre lo que está ocurriendo en Córdoba con esta incipiente movida cinematográfica. Nosotros, marplatenses como somos, intentamos comparar aquella realidad con la nuestra y lo que han quedado son algunas confirmaciones, como la unión entre diversos sectores para lograr que esta movida trascienda las fronteras de la provincia, y sorpresas, como que para los cordobeses es todo un trauma escuchar su tonada en el cine o en la televisión.

El invierno de los raros es la ópera prima de Guerrero y también una de las primeras grandes chances que tuvieron ambas actrices para mostrarse ante un público más amplio. En todos los casos, fueron sinceros sobre la posibilidad laboral que tienen y revelaron que el apoyo hacia la cultura local que uno observa desde afuera, cuando mira Córdoba, no lo es tanto y por eso se piensa en el éxodo hacia Capital. “Yo estoy dedicado al proyecto. Vivo con el respaldo de mis viejos, y si a la película le va a bien puedo cobrar y estirar un poco el tiempo en el cual vivir de esto”, cuenta el director. La película viene presentándose desde abril pasado en diversas salas del interior mientras se espera por el estreno nacional, que podría darse en la segunda parte del año.

-¿Cómo se fue dando la posibilidad de concretar la película?
Rodrigo Guerrero: La primera elaboración del guión fue en 2005. Se hizo un concurso en Córdoba y ahí tuvimos la declaración de interés para subsidios. Fue algo excepcional que se hizo durante esos años, que sirvieron para que se realizaran cuatro o cinco películas como por ejemplo De caravana. Estuvimos en una clínica de guión en el Festival de Mar del Plata de 2006, que en realidad fue como la primera experiencia del concurso Raymundo Glazer del INCAA para proyectos. También estuve en un campus de Berlín. No son pasos obligatorios, son cosas que se van dando dependiendo de los proyectos y que te puedan elegir o no. Participamos de un mercado de coproducción en Alemania, que si bien no conseguimos nada estuvo bueno para conocer el terreno. Una vez terminada la película, en 2010 estuvimos un primer corte en Ventana Sur.

-Con la aparición de varias películas realizadas en Córdoba uno supone que se está dando un gran apoyo al cine local…
RG: En realidad esto fue algo particular que pasó con estos tres proyectos, pero a partir de esta movida los apoyos son para películas que tienen declaración de interés del INCAA. Una vez que ganás ahí, podes firmar. Eso permite que hoy se haya generado una movida grande en Córdoba y que sea factible hacer cosas. Siempre hubo producción de cortometrajes, porque hay varias escuelas, como varios centros educativos. Pero en lo que son largos, recién hace unos años que se está empezando a generar una movida que es incipiente, pero una movida al fin. La diferencia que hay entre nosotros y otros realizadores como Santiago Loza o Liliana Paolinelli, es que son gente que se tuvo que ir de Córdoba para hacer sus películas.

-¿Cómo se organizaron internamente en la provincia?
RG: Se han generado dos asociaciones de productores, lo que es bueno porque es necesario que nos juntemos para hacer más sólido el trabajo.

-¿Encuentran diferencias entre ustedes en cuanto a lo estético?
RG: De caravana e Hipólito son películas muy distintas como para dar una muestra de la diferencia de propuesta, son directores que buscan otras cosas. Y hay películas que tienen declaración de interés como Yatasto o Salsipuedes, que van a ser sorprendentes. Con esto de la Ley de Medios que lleva a la televisión digital, en Córdoba también se van a hacer algunos documentales.

-¿Se produce mucha televisión en la provincia?
RG: Hubo algunos productos muy espaciados de series que no les fue muy bien. No tanto de público, porque la gente las recuerda, pero a nivel de producción la gente perdió plata. Además pasa algo muy fuerte, y que ojalá podamos revertir, y es que a los cordobeses no les gusta escucharse. Los cordobeses juzgan mucho su propia tonada. Es algo con lo que tenemos que luchar, porque estamos acostumbrados a la forma de hablar en Buenos Aires.

-Pero uno ve movidas como las del cuarteto que son muy fuertes y está presente la tonada…
RG: El cuarteto es como más masivo en un sector de la sociedad cordobesa. No podés creer que muevan tanto dinero, pero es muy selecto y es muy reducido a un público que no se amplía. Hay gente de otros sectores que consumen el cuarteo. Por ejemplo tenemos La barra, un grupo que empezó a tocar en boliches muy bien posicionados y les empezó a ir bien. También lo que pasó con Rodrigo, que llevó el cuarteto a otro lugar. Pero en cuanto a la tonada, te digo que no es una visión personal sino que está compartida por mucha gente de Córdoba.

Paula Lussi: A nosotros nos pasa como público. A uno le resulta raro. Pasa que de consumir tantas cosas de Buenos Aires es verdad que te cuesta mucho digerir lo que se escucha, el sonido…

Maitén Laguna: El cordobés es más desinhibido, grita, habla fuerte. Es como un estereotipo que tiene que estar.

PL: Es lo que pasa con el porteño soberbio, el santiagueño dormilón…

RG: Es que se espera eso del cordobés. Por ejemplo, De caravana es de todas las películas la más cordobesa: los personajes hablan cordobés, con mucho acento, porque precisamente era la búsqueda de rescatar esa parte de Córdoba.

QUEREMOS ACTUAR

Cuando se habla de posibilidades laborales en el campo cinematográfico, uno piensa enseguida en los realizadores debido a que parecen los más perjudicados. Tanto los técnicos, como los actores, pueden experimentar en otros ámbitos. Sin embargo, esto no es tan así y queda en evidencia cuando se precisa gente para un film. “El trabajo de los actores está signado por las pocas posibilidades de hacer audiovisual, y de hecho por ejemplo yo como director tampoco tengo demasiada experiencia a la hora de dirigir actores. Había hecho teatro antes, y cuando terminé el secundario hice cine. Pero sigo vinculado al teatro. Está bueno pensar en esa relación con el actor y si no pasaste con la actuación, hay cosas que no sabés para resolver los problemas del actor”, dice Guerrero. Por lo pronto, los actores necesitan herramientas particulares para desarrollarse en cine. Y sin producción, se hace imposible.

-¿Cómo es la situación de los actores en Córdoba?
ML: Hay bastante actividad en el interior de Córdoba: Oncativo, Villa Carlos Paz está creciendo mucho. Existen movidas interesantes. Pero se nota que hay mucha tradición teatral. Es otra gestualidad, cuesta. Cuesta verse y, de lo que uno ve, aprender a verse y volver a retroalimentar la práctica. Pero creo que al haber recorrido este camino ya tenemos otro bagaje que nos modificó.

PL: Igualmente fue fácil entenderse con Rodrigo y él como director, nos entendió mucho.

RG: Marco una diferencia en la forma en cómo laburé con ellas y con los actores de Buenos Aires, ya que ellos tenían un bagaje mucho más amplio. Igual pudimos congeniar las dos situaciones. En ese sentido lo de Lautaro Delgado y Luis Machín fue muy generoso. Son dos actores distintos. Por ahí con Lautaro había una cosa más generacional y como laburó más en teatro, compartimos muchas dinámicas de trabajo. Con Luis fue un laburo más de charla, de proponer cosas en escena y jugar con eso. Pero no fue una diferencia que me incomodara.

-¿Por qué los elegiste y qué te parece que aportaron a la película?
RG: Los contacté a través de sus representantes y los tenía de verlos en películas, en teatro. Me gustaron desde el physic du rol. Me parece que los dos tienen algo, una presencia física que en algún punto es inquietante. Luis tiene una cara muy particular, que ya parado te sugiere algo. Está bueno porque trabajamos mucho el estado de contemplación.

-¿Cómo se tomó la decisión de mezclar actores con experiencia, con artistas cordobeses que no son tan conocidos para el gran público?
RG: Eso fue una decisión que tomamos con la productora y a mí me gustó la posibilidad de trabajar con actores de experiencia, aprovechando para mi ópera prima la experiencia de ellos. También había una intención de profesionalizar el trabajo de Córdoba. Y además el hecho de despersonalizar, que no se nombre Córdoba, que no se diga explícitamente. En el plan de fomento te exigen que técnicos y actores sean de Córdoba, pero otros pueden no serlo. Si bien nosotros planteamos un polo de producción en el interior del país, tampoco queremos separarnos del país. Nosotros somos esponjas y hay que aprovechar.

-Sobre el final de la película aparece una banda musical. ¿Es un grupo que ya existe o son actores que están actuando sus roles?
RG: Toda la música se hizo para la película. Se pensó en esa idea, armamos la banda y la pusimos. La chica sí canta, el resto de la banda que aparece no es la que estaba cuando se grabó el tema.

-Vos mencionás entre tus influencias a Cassavetes. Sin embargo en El invierno de los raros hay un trabajo más contemplativo que hace a uno pensar en otros autores…
RG: Por ahí si vieras un trabajo anterior que fue mi tesis, fue mucho más Cassavetes. En este laburo seguramente tiene más que ver con la escena en la que Paula pelea con la madre, que es donde se nota esa influencia. Aquel trabajo está muy sostenido en la conversación, pero es verdad que aquí hay muchas más escenas de contemplación que dialogadas.

-¿Cómo se verían en un proyecto vinculado con el cine industrial? ¿Qué géneros les interesan y cuáles no harían?
RG: Yo no sé si lo haría. No lo haría si sé que no lo puedo hacer bien. Rechazo no tengo, pero sí no me gustan algunas películas de terror más comerciales o que van al efecto. Ese es un género que no me atrapa, el más explícito, el más burdo.

PL: Yo veo y haría todo. Me gusta más el drama, las películas más crudas, más intensas. Que tienen que ver con la complejidad de la realidad.

ML: No sé si haría una película con efectos especiales muy elaborados. De repente tener que imaginarte que ahora cae tal cosa, con efectos especiales, sí que no me agrada nada.

-Los realizadores argentinos, más forjados en el cine independiente ¿están preparados para hacerse cargo de un proyecto de alto presupuesto?
RG: Si me preguntás a mí, siento un montón de falencias para encarar algunos géneros de índole comercial. Personalmente no me siento capacitado, pero porque no tengo un montón de elementos que desconozco. Por ahí si estoy actuando una reacción frente a un monstruo, es el desconocimiento ante no haberlo hecho lo que me lleva a decir no. Por ahí son estas cuestiones tecnológicas que desconozco porque nunca las hice. Hoy por hoy no me nace un interés por hacer algo de eso. No creo que haya una preparación para eso, lo que no quita que cada persona lo pueda hacer. Personalmente siento que tengo falencias por la formación que tuve. Igual si hay algo que te moviliza a hacer, lo hacés. Pero uno no sabe cómo puede afrontarlo en ese momento.

ML: Pero desde lo actoral también se notan mucho esas falencias. Por ejemplo nosotras hemos tenido poco de cine y televisión, y sí mucho teatro.

PL: De todas formas importa la tradición de formación teatral. No hay una metodología de trabajo como en Estados Unidos que es mucho más marcada. No puedo generalizar mucho, pero por mi experiencia estoy armando una metodología personal, sobre todo por mi falta de preparación en cine. En este sentido hemos tenido seminarios, pero muy pocos.

-¿No les parece que tanto para el espectador como para quienes están en el asunto del cine, en la Argentina está demasiado presente lo televisivo?
ML: Hay espectadores que lo piensan así y hay otros que se dejan llevar, se relajan. Pero posiblemente la televisión está muy arraigada también en el espectador.

PL: A mí me parece válido este traslado de un lenguaje a otro. Igual no sé si sería tan purista, pienso en Mujeres asesinas o Para vestir santos. Ahí ingresa algo teatral en la televisión, y de ese cruce surge algo interesante.

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