La película de Bartlett Sher retrata los entretelones de los acuerdos de paz entre Israel y Palestina en los años 90’s. Un film prolijo y profesional, pero carente de emoción.
La secuela de Ataque a la casa blanca no estaba obligada a ser una obra maestra pero sí a mantener los estándares alcanzados en la primera, en lo que falla estrepitosamente.