Lejos de las miradas negativas que cosechó, aquí se dice que la última película de Tarantino es una obra mayor, que cuestiona desde las formas del género la moral de nuestro tiempo.
La vanidad de Tarantino llega a límites alarmantes y termina entregando un film estirado y perezoso en sus formas, donde el cine del realizador termina llegando a un callejón sin salida.