
Título original: Ballerina // Origen: EE.UU. / Hungría // Dirección: Len Wiseman // Guión: Shay Hatten // Intérpretes: Ana de Armas, Anjelica Huston, Gabriel Byrne, Lance Reddick, Norman Reedus, Ian McShane, Keanu Reeves, Catalina Sandino Moreno, Anne Parillaud // Fotografía: Romain Lacourbas // Montaje: Jason Ballantine, Nicholas Lundgren // Música: Tyler Bates, Joel J. Richard // Duración: 125 minutos // Año: 2025 //
7 puntos
IGUAL PERO DIFERENTE
Por Mex Faliero
Podríamos decir que en vez de un perro matan al padre de la protagonista, y Bailarina es la misma película que John Wick (que por aquí tuvo el poco previsor y estándar título de Sin control): alguien a quien le quitan lo que más ama y que se decide a tomar venganza. Y tal vez no estemos tan equivocados, ya que este por momentos inspirado spin-off se divierte trazando algunos paralelismos, dejando guiños y replicando algunas ideas visuales y narrativas, aunque también tiene su personalidad. La Eve de Ana de Armas no es tan taciturna como el opaco Wick, sino una asesina mucho más salvaje, tan verborrágica como letal con todo tipo de armas, incluyendo granadas y hasta una sorprendente secuencia con un lanzallamas. No le falta creatividad para la masacre a Bailarina, aunque -como decíamos- nunca dejaremos de verla como la misma película repetida, algo que las sucesivas películas de John Wick se ocupaban de desbaratar por la vía de la desmesura autoconsciente.
Con la presencia de Chad Stahelski como productor, con Shay Hatten en el guión como lo hizo en John Wick 3 y 4, y con algunos intérpretes repitiendo sus roles como Ian McShane, Anjelica Huston, el malogrado Lance Reddick y hasta el mismísimo Keanu Reeves, Bailarina acumula elementos fundantes de la franquicia como para dejar en claro que estamos dentro del mismo universo, que hay lógica narrativa y coherencia estética. Inteligentemente convocaron detrás de cámaras a un director como Len Wiseman, que no pasaba por el cine desde su fatídica versión de El vengador del futuro hace trece años, pero que tiene una película en su haber que presenta algunas similitudes con esta: Duro de matar 4. Es decir, Wiseman aquí, como allí, retoma una tradición, le inyecta algo de vigor, pero sin traicionar nunca el espíritu original. Director sin dejos de autor, ni el vuelo de Stahelski (por supuesto), su presencia invisible encuentra aquí un material más que suculento para confirmar que si tiene los elementos adecuados, es alguien confiable en el terreno de la acción. Y precisamente, sin descollar, Bailarina es una película también confiable, dos horas de un entretenimiento que nunca cede, algo mucho menos habitual de lo que se podría imaginar en estos tiempos de mainstream inflado de trascendencia.
Es verdad que a Bailarina le cuesta unos minutos arrancar, sobre todo porque a diferencia de Sin control -una película mucho más directa a partir de su filiación con cierto cine de acción de los 70’s- ya tiene toda una mitología detrás para respetar y sobre la cual avanzar. De todos modos la película se va soltando progresivamente, hasta volverse desfachatadamente violenta en su segunda hora. Y si bien aparecen por allí en la pantalla de un televisor Los tres chiflados y hasta Buster Keaton, no parece estar aquí tan presente la relación con el slapstick como en John Wick, ya que por cierto le falta abrazarse a lo lúdico de una manera mucho más efusiva. Lo que sí confirma es algo que habíamos visto en la última aventura de James Bond, y es que Ana de Armas cumple de manera impecable su rol de heroína de acción. Como no podía ser de otra manera, Bailarina cierra la puerta dejándola un poquito entreabierta. Habrá que ver si este fue apenas el prólogo de una franquicia o sólo un ejercicio de estilo de una industria del cine plagada de continuaciones y regurgitaciones de todo tipo. En todo caso, contra las acusaciones de pereza, la película responde con algunas secuencias de acción imaginativas y perfectas.
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