
Título original: In the lost lands // Origen: Alemania / Canadá / EE.UU. // Dirección: Paul W.S. Anderson // Guión: Constantin Werner, basado en el relato corto de George R.R. Martin // Intérpretes: Milla Jovovich, Dave Bautista, Arly Jover, Amara Okereke, Fraser James, Simon Lööf, Deirdre Mullins, Sebastian Stankiewcz, Eveline Hall, Nicolas Stone // Fotografía: Glen MacPherson // Montaje: Niven Howie // Música: Paul Haslinger // Duración: 101 minutos // Año: 2025
3 puntos
UN BOCHINCHE SIN GRACIA
Por Rodrigo Seijas
(@rodma28)
Es cierto que un proyecto que uniera los talentos de Milla Jovovich, Dave Bautista, Paul W.S. Anderson y George R.R. Martin podía generar expectativas positivas. También que no dejaba de ser una apuesta de riesgo, teniendo en cuenta que las trayectorias de todos los involucrados son bastante desparejas. Lamentablemente, la apuesta que es Tierras perdidas sale bastante mal: estamos ante un bochinche carente de gracia, en el que todo luce artificial y nada importa demasiado.
El film, basado en una historia corta de Martin, presenta un mundo apocalíptico donde la humanidad se ha refugiado en una gran ciudad y el resto es un páramo arrasado denominado “Tierras perdidas”. En ese contexto, hay una hechicera (Jovovich) que, para cumplir los deseos de una monarca, debe hallar un poder mágico que permite a una persona transformarse en hombre lobo. Para eso, contrata la ayuda de un mercenario (Bautista) conocedor de ese paisaje inhóspito y se embarcan en una misión cuyos riesgos escalarán debido a que tras ellos irá una orden religiosa despiadada y con fines no muy santos. Aunque quizás el mayor peligro es que cada uno de los protagonistas carga con un pasado no precisamente lindo y unos cuantos secretos.
Si ya Anderson tiene una larga experiencia en adaptaciones de materiales ajenos al espectro cinematográfico, también es cierto que es un realizador apenas competente, al que muchas veces le cuesta imprimirle dinamismo y verosimilitud a la puesta en escena. En el caso de Tierras perdidas, todo es demasiado artificial, poco creíble y en extremo mecánico, en gran parte porque el realizador nunca encuentra el tono apropiado para lo que está contando. Pero también porque la historia acumula toda clase de ideas visuales y temáticas que rara vez pasan de lo obvio y que siempre transitan por lugares extremadamente comunes. Todo lo que sucede o se ve en pantalla da la impresión de ser repetido, como un rejunte de elementos ya pasados de moda. Por eso tampoco es de extrañar que Bautista y Jovovich se repitan a sí mismos y ofrezcan actuaciones carentes de expresividad.
En Tierras perdidas se nota la voluntad por construir una franquicia (de hecho, Martin había manifestado que, si el film tenía éxito, iba a escribir más historias con los personajes), pero también la incapacidad para hacer confluir la road movie, la aventura, la fantasía y el romance. Es una película que parece a las apuradas y sin mucho amor, con notorios problemas en el montaje, los efectos especiales y el diseño de los personajes. De ahí que su estruendoso fracaso haya sido lógico e inapelable.
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