Título original: Elevation
Origen: EE.UU.
Dirección: George Nolfi
Guión: John Glenn, Jacob Roman, Kenny Ryan
Intérpretes: Anthony Mackie, Morena Baccarin, Maddie Hasson, Danny Boyd Jr., Rachel Nicks, Shauna Earp, Tyler Grey
Fotografía: Shelly Johnson
Montaje: Joel Viertel
Música: H. Scott Salinas
Duración: 91 minutos
Año: 2024
6 puntos
UN PADRE TRATANDO DE SALVAR A SU HIJO
Por Rodrigo Seijas
(@rodma28)
Es llamativo cómo a algunos de las estrellas del Universo Cinemático de Marvel, por fuera de esa franquicia, les cuesta una enormidad consolidar una trayectoria exitosa propia. Anthony Mackie es uno de ellos: ahí tenemos el fracaso estrepitoso de Criaturas: línea de extinción (recaudó apenas algo más de 3 millones de dólares en todo el mundo), que la verdad que merecía mejor suerte. Es que el film de George Nolfi (el mismo de la interesante Los agentes del destino) es pequeño y conciso en su planteo y despliegue, y apela a una narración clásica que solo en algunos pasajes cae en remarcaciones innecesarias.
En apenas un minuto, con la pantalla en negro y una voz over, Criaturas: línea de extinción consigue presentar su escenario apocalíptico. Así nos enteramos de que, de repente, unas criaturas (valga la redundancia con la traducción del título original, el mucho más ambiguo Elevation) surgieron de debajo de la tierra y aniquilaron a la mayoría de la población. Los humanos no tuvieron forma de detenerlas: las balas y misiles probaron ser inútiles, y la única manera de eludirlas consistió en refugiarse en lugares que estén a más de 2400 metros por encima del nivel mar. Tres años después, un hombre viudo (Mackie) se une con una física (Morena Baccarin) y una amiga del refugio donde sobrevive (Maddie Hasson) para una misión casi suicida: ir hasta una locación ubicada dentro del rango de acción de las criaturas para conseguir un suministro que le permita prolongar la vida de su hijo enfermo.
Apenas pasan veinte minutos y ya la película ha puesto en el camino a sus protagonistas, que a partir de ahí emprenden una aventura que tiene componentes íntimos y globales. Es que, si el objetivo principal es que ese padre pueda salvar a su hijo, también está la posibilidad de encontrar la forma de hacer vulnerables a las fuerzas invasoras, que llamativamente solo se ocupan de cazar humanos. Criaturas: línea de extinción no da muchas vueltas y, con pocos recursos, cuenta lo que tiene que contar, haciendo foco en esos tres personajes repletos de dudas, miedos, unos cuantos remordimientos y algunas convicciones, que son más morales que prácticas. En el fondo, lo que vemos es un drama sobre gente lidiando con los fantasmas de sus pasados y con un paisaje que antes era amigable, pero que ha pasado a ser letal. La película se hace cargo de esto y avanza casi sin pausa, dejando que sea la acción la que hable antes que las palabras.
Precisamente, lo mejor del film está en los pasajes donde es la sensación de peligro la que conduce la narración y no algunos diálogos que subrayan un poco en exceso las tensiones entre los personajes. Cuando quiere ser algo más -como en el final, con ambiciones de comenzar una franquicia-, Criaturas: línea de extinción tropieza un poco, aunque sin descarrilar. En cambio, cuando es humilde y se asume pequeña, pero clásica y directa, es una aventura más que digna, que nos hace acordar a las posibilidades de la segunda línea de Hollywood, esa que a veces nos da más alegrías que los tanques.
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