Por Patricio Beltrami
NdR: este artículo contiene spoilers.
Si bien se esperaba que Agatha all along sacara un as bajo la manga en los últimos capítulos, los autores inteligentemente diseñaron un producto cuyas revelaciones no cesaron hasta el último segundo. Por ello, el octavo capítulo no sólo presenta el fin del Camino de las Brujas para el aquelarre, sino que también se encarga de cerrar casi todos los arcos del relato. Sin traicionarse, Agatha Harkness (Kathryn Hahn) se consagró como un gran personaje digno de su propia serie. Escrito por Peter Cameron y dirigido por Gandja Monteiro, Follow me my friend / To glory at the end inicia con un prólogo: La Muerte/Rio (Aubrey Plaza) acompaña a Alice (Ali Ahn) hacia la última morada. Mientras Billy (Joe Locke) y Jennifer (Sasheer Zamata) lamentan el sacrificio de Lilia, Rio y Agatha se encuentran en el Camino. En una charla tensa, La Muerte le reclama a Billy, ya que rompió las reglas al reencarnar. Además, revela que el alma de Billy, el otro hijo de Wanda (Elizabeth Olsen), aún continúa errante. Ante ello, Agatha le ofrece un trato: Billy a cambio de su juventud eterna. Herida desde hace cientos de años, Agatha le pide no verla la cara cuando llegue su muerte. Acto seguido, el aquelarre llega al final del Camino de las Brujas, que resulta ser el principio. Frustrado, Billy se vuelve a poner sus zapatos y, tras un fundido a negro, los tres despiertan en una morgue. El desafío de Follow me my friend / To glory at the end consiste en resolver sus peores traumas. De casualidad, Agatha descubre que cien años atrás le había anulado los poderes de Jennifer, quien desaparece tras cancelar el conjuro. Luego, Agatha ayuda a Billy a rastrear el alma de Tommy, quien reencarnará en un adolescente que está muriendo. Antes de desaparecer, Billy se pregunta por qué alguien debe morir para recuperar a su hermano. Con la voz quebrada, Agatha expresa un desgarrador: “Los jóvenes a veces mueren”. Más allá del lucimiento de Hahn en comedia, durante la miniserie supo desarmar las capas del personaje con una sutilidad casi inédita en el Universo Marvel. A segundos de morir aplastada, Agatha planta los recuerdos de su hijo en la tierra, donde crece una flor. Otra vez en su casa, Rio desata su furia sobre Agatha en una pelea desigual, ya que “no sé pelear contra La Muerte”. Casi vencida, recibe la ayuda de Wiccan, quien llega con su traje volando por el cielo. Pese a que Billy maneja sus poderes, no son rivales para La Muerte, quien disfruta sádicamente de la paliza. Súbitamente, Agatha entrega a Billy, pero recapacita tras escuchar la voz del joven en su cabeza. El recuerdo de su hijo muerto la moviliza para realizar un último sacrificio, un gesto tan heroico y altruista como egoísta y caprichoso: besa apasionadamente a Rio, quien queda paralizada y llorando, con el corazón roto mientras ve morir a su amor. Decenas de flores emergen de la tumba mientras La Muerte desaparece, Jennifer sale volando de Westview y Billy vuelve a su hogar, donde encuentra consuelo en sus padres. En su habitación, siente que algo de esa traumática experiencia no cierra. Mirando a su alrededor, observa decenas de referencias al Camino de las Brujas, a los desafíos, al aquelarre. Horrorizado descubre que no sólo él había creado ese mundo mágico y mortal, sino que encuentra a un ser sobrenatural en su propia habitación. Si bien termina de darle sentido a la experiencia de la miniserie, Follow me my friend / To glory at the end representó un buen cierre para la aventura, algo que a los productos streaming de Marvel les ha costado mucho. Sin necesidad de un ADN, Wiccan se consagra como un heredero digno de la magia de la madre, aunque su lucha interna por asumirse como Billy o William le otorga mayor profundidad a su futuro en este universo. Si bien era una posibilidad que sus poderes incidieran en el Camino de las Brujas, los autores de Agatha all along manejaron este aspecto con sutileza, tanto en cuanto al despliegue durante la temporada como en su revelación. Párrafo aparte para Hahn y Plaza, quienes más allá de sus grandes actuaciones supieron darle profundidad, sangre y corazón al relato a partir de haber construido un sólido y atractivo vínculo de amor y odio.
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