Título original: Joker: Folie à Deux
Origen: EE.UU.
Dirección: Todd Phillips
Guión: Scott Silver, Todd Phillips
Intérpretes: Joaquin Phoenix, Lady Gaga, Brendan Gleeson, Catherine Keener, Zazie Beetz, Steve Coogan, Harry Lawtey, Leigh Gill, Ken Leung, Jacob Lofland, Bill Smitrovich, Sharon Washington, Alfred Rubin Thompson
Fotografía: Lawrence Sher
Montaje: Jeff Groth
Música: Hildur Guðnadóttir
Duración: 138 minutos
Año: 2024
6 puntos
SECUELA(S)
Por Mex Faliero
Guasón 2: folie à deux es una de esas películas de las que parece casi imposible escribir algo sin hacerse eco del contexto. Es que desde su estreno en el Festival de Venecia se ha venido diciendo que la película de Todd Phillips era un absoluto desastre, discurso que prendió en redes sociales y que se convirtió en una sentencia imposible de esquivar. Y uno, al final, termina viéndola para comprobar si es tan así, que Guasón 2: folie à deux es un desastre, una película bochornosa, lo peor que se ha filmado en mucho tiempo. Claro, lo sabemos, cuando se construye un relato tan fuerte van a comenzar a surgir las voces opuestas, que buscan exageradamente ponerse en la vereda de enfrente, por lo que ya aparecen las voces que dicen que esta secuela no sólo no es mala, sino que es mejor que la primera, una película incomprendida. El tema es que estamos inmersos en una época donde importa más el gesto que el objeto de análisis en sí: ya no importa si Guasón 2: folie à deux es mala o buena, sólo importa decir algo para ubicarse en un lugar determinado. Podríamos arriesgar en este sentido, teniendo en cuenta los temas que aborda la película acerca del entretenimiento y cierta fascinación con el morbo, que Guasón 2: folie à deux no sólo acierta, sino que es el mejor retrato de esta época ganada por los discursos exacerbados. Sus amantes exagerados y sus detractores sobrecargados no hacen más que comprobarle la tesis a Phillips. La batalla discursiva ganada, aplauso, podio y medalla.
Ahora bien, nuestra tarea no es tanto analizar discursos ajenos a la película sino tratar de pensar sobre lo que pasa ahí dentro, entre los márgenes del plano cinematográfico. Y lo primero que hay que decir es que Guasón 2: folie à deux puede ser una película fallida, ambiciosa por demás, desbordadamente pretenciosa, algo barroca en sus modos, pero nunca deja de ser una película curiosa, inquieta, que no se duerme en los laureles. Un riesgo muy poco habitual en el mainstream actual. Una película que piensa la palabra secuela en varias acepciones, obviamente aquella que habla de una continuación pero también de la secuela como consecuencia de los hechos de la primera parte o secuela como trastorno que queda tras una lesión, algo que puede ser entendido como aquello que la película misma volcó sobre los espectadores y que llevó a algunas lecturas políticas un poco complicadas, de las que ahora quiere tomar distancia. El gran tema de Guasón 2: folie à deux, aquello que se dimirá en un juicio en el segundo acto del film, es si el Arthur Fleck de Joaquin Phoenix está loco o se hace, y de esa definición surgirá una idea que puede llevar a una desilusión por parte del público, representado en el fascinado personaje de Lady Gaga, quien tiene un vínculo con el Joker pero además con la película que hicieron sobre el personaje. Y como nunca se nos muestra cuál es la película que hicieron sobre Fleck, tendríamos que terminar suponiendo que ese film del que se habla no es otro que la primera Guasón que vimos hace unos años. El grado de autoconciencia de la película es altísimo y le suma complejidad a lo que vemos, principalmente porque intenta desandar algunos pasos dados anteriormente, como excusándose pero también haciéndose cargo del límite que encuentra para el personaje.
Esa autoconciencia que lleva al artificio a partir de la mente del propio protagonista y su relación con el cine musical, que contiene guiños explícitos a Los paraguas de Cherburgo, por ejemplo, y que habilita el artificio desfachatado en su vínculo con el cine clásico. Y en este sentido hay que señalar que la cinefilia estaba presente en la primera entrega, pero de una manera mucho más clara: era Scorsese, el saqueo a un par de películas, Taxi Driver y El rey de la comedia. Esa relación mucho más directa era interesante, pero también más cómoda para la lectura veloz, mientras que en esta secuela los guiños lucen más esquivos, sobre todo en el tono final que desea darle. Sobre esto hay que decir que si bien la idea es atractiva, el repertorio de canciones es inmaculado y las versiones de Gaga y Phoenix están a la altura, su inclusión dentro del relato, como proyecciones de la mente de Fleck, en ocasiones no fluyen como debieran, en una de las tantas ideas que la película esboza sin darle la necesaria red de contención como para que funcione. En eso también perecen tanto el drama carcelario como el film de juicios, el melodrama romántico (que nunca termina de apasionar como debiera) y el noir que son tonos que hacen que la película salte a cada rato, sin encontrar un centro, de género en subgénero. Porque Guasón 2: folie à deux es una película que contiene en su interior al menos tres películas más. Y no dijimos nada del cartoon clásico, que aparece aquí reflejado en el notable corto animado del comienzo (dirigido por Sylvain Chomet, el de Las trillizas de Belleville) y en algún corto de la Warner que Arthur mira en la cárcel.
Con todo esto, decir que Guasón 2: folie à deux me generó tanta fascinación como fastidio. Y en estos tiempos de aseveraciones fundantes y fundamentalistas, lamento decir que estoy en un (in)cómodo término medio, en el que la película no me parece una aberración ni tampoco una genialidad. Aunque inclina la balanza un poco a su favor esa apuesta por desconcertar y salir por el lado menos esperable, ahí hay riesgo real (no del impostado), y eso termina siendo saludable siempre.
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