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El corazón sobre todo

Por Patricio Beltrami

(@Pato_Beltrami)

NdR: Este artículo contiene spoilers.

Ultimo aviso: No lea esta columna sin haber visto Guardianes de la Galaxia Vol. 3. Está avisado.

Semanas después de que los detractores del género anunciaran la inminente llegada del fin de los superhéroes, Guardianes de la Galaxia Vol. 3 demolió ese mal augurio. Seguramente se podrán analizar numerosos aspectos que determinaron el éxito creativo de esta producción, que sin dudas se ubicará entre las mejores obras de Marvel Studios e, incluso, se erigirá como una referencia ineludible para el subgénero. Sin ánimos de hacer una crítica (lean el excelente artículo de Mex Faliero), aquí se indagará en el secreto no sólo de la tercera parte de la franquicia, sino también de esta trilogía cósmica: el corazón de los Guardianes de la Galaxia.

Honestamente, Estelares ya lo dijo mejor: “Y recordé todo. Especialmente el corazón, el corazón sobre todo. Todo lo llevo perfecto, lo que aún no se ha roto”. Hace varios años que James Gunn, director y autor de la saga, había afirmado que Rocket era el corazón de la trilogía. Y si bien el personaje había evolucionado a lo largo de las anteriores Guardianes de la Galaxia y las últimas dos Avengers, su protagonismo en Vol. 3 lo ubica entre los mejores personajes del Universo Cinematográfico Marvel (MCU). Al borde de la muerte, el desgarrador pasado de Rocket llega a la pantalla a través de flashbacks (imposible no empatizar con la tragedia de ese mapache hecho por CGI y su grupo de amigos animales, los más adorables experimentos fallidos del multiverso), dándole sentido no sólo al recorrido experimentado hasta el momento sino también a las motivaciones que impulsaban su deseo de proteger la galaxia y la decisión final de confrontar al villano del que había escapado durante toda su vida.

Todo gira alrededor de Rocket. La misión suicida que el equipo emprende para salvar su vida no sólo es una carrera contrarreloj y bajo el acecho de numerosas fuerzas al servicio de un enemigo tan poderoso como cruel y despiadado, sino que principalmente demuestra que este grupo de forajidos marginales hace tiempo se había convertido en la familia más querible y disfuncional del MCU. De esta manera, queda claro que Rocket representa el corazón de los Guardianes de la Galaxia, por lo que su destino en el cierre de la película es totalmente lógico. Al mismo tiempo, la nobleza y el altruismo de los Guardianes guían sus acciones, tirándose de cabeza hacia el peligro y la aventura de manera voluntaria con la única intención de salvar a un amigo. Y aunque el drama abunda en la historia, nunca un equipo de superhéroes tuvo tanta química para generar sensaciones genuinas en la comedia disparatada, en las creativas y dinámicas secuencias de acción y en los pasajes de emotividad honesta. Particularmente, Marvel Studios halló su costado más sensible y humano en este conjunto de personajes, maltratados por la vida, que provienen desde los lugares más recónditos del universo.

Pero no se pueden valorar los logros artísticos de la franquicia sin ponderar a su creador. En ese sentido, resulta imprescindible enfatizar en el corazón de James Gunn. Despedido por Disney en 2018 a raíz de un escándalo público por unos antiguos tweets donde bromeaba sobre cuestiones de mal gusto, finalmente el elenco de Guardianes de la Galaxia y el CEO de Marvel Studios, Kevin Feige, consiguieron que volviera a la saga para encargarse del cierre de la trilogía. Tras una estupenda primera parte y una buena secuela donde evidenció algunos vicios de su impronta (canchero al extremo, incluso para manejar situaciones dramáticas), confeccionó uno de los mejores finales de la historia del género. Fiel a las ideas que había planteado al asumir el proyecto y desarrollado durante nueve años, el secreto de Guardianes de la Galaxia Vol. 3 no se limita al amor manifiesto de Gunn por los personajes, ya que el director consigue cerrar el arco narrativo del equipo y de cada uno de sus integrantes de manera lógica y emotiva.

Ante la salida del director (asumirá plenamente su rol de co-responsable de DC Studios) y los cambios de formación de los Guardianes de la Galaxia (como en los cómics, otros personajes asumirán la responsabilidad a futuro), el cierre de esta trilogía le deja a Marvel Studios algo más importante que el éxito comercial o creativo. Ya no se trata de ser la mejor producción desde Avengers: Endgame, superando incluso Spider-Man: Sin camino a casa (hay quiénes discuten que sea 100% del estudio por su asociación obligada con Sony), sino que en Guardianes de la Galaxia Vol. 3 resurge el corazón del Universo Marvel. Teniendo en cuenta el pasado más reciente, cuando se piensa en el desprolijo desenlace de la trilogía Ant-Man, que había sido interesante en sus primeras dos entregas, el estudio debería tomar como guía las virtudes el trabajo de James Gunn tanto para las sagas como para cada producción: arcos narrativos coherentes y consecuentes hacia dentro de la franquicia (si todo sale bien, tendrán su correlato con el MCU); protagonistas que fallen, que aprendan, que mejoren y que sean queribles; villanos irredimibles y crueles; conflictos realistas que evidencien la humanidad de los héroes; comedia, buenas secuencias de acción, resoluciones épicas, amor por contar nuevas historias y festejar la felicidad junto a los amigos porque, en el fondo, para ser un Guardián de la Galaxia se necesita bailar al ritmo de una gran banda sonora y poner el corazón sobre todo.


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