
Título original: Idem
Origen: EE.UU.
Dirección: Jonás Cuarón
Guión: Sean Kennedy Moore, Joe Barnathan, Marcus Rinehart
Intérpretes: Demián Bichir, Christian Slater, Evan Whitten, Ashley Ciarra, Nickolas Verdugo, Adriana Paz, Alex Knight, Julio Cesar Cedillo, Gerardo Taracena, Michael Kostroff, Krystin Goodwin, Finnegan George
Fotografía: Nico Aguilar
Montaje: Dan Zimmerman
Música: Carlos Rafael Rivera
Duración: 95 minutos
Año: 2023
Platafoma: Netflix
6 puntos
UNA PEQUEÑA AVENTURA MEXICANA
Por Mex Faliero
Chupa, la película dirigida por Jonás Cuarón (y escrita a exageradas seis manos por Joe Barnathan, Sean Kennedy Moore y Marcus Rinehart), sigue el modelo que desde 1982 a la fecha ha impuesto ET para los relatos familiares cruzados con lo fantástico. Es decir, la figura de una criatura no humana para resolver conflictos humanos, fundamentalmente relacionados con los lazos familiares. Aquí en vez de un ser de otro planeta lo que tenemos es una cría del célebre chupacabras, que para el diseño de la película es más parecido a un gato montés con alas que a un monstruo asesino de ganado. La diferencia, tal vez, es que Cuarón le suma una mirada al tema de las raíces, a partir de la experiencia de un chico que vive en Estados Unidos y es enviado por su madre a México para que, al convivir con su abuelo y sus primos, se acerque un poco a sus orígenes, los cuales desprecia desde el desconocimiento… o por el bullying que padece en la escuela.
Citábamos a ET y no es gratuito. No sólo por las similitudes argumentales, sino porque Cuarón (hijo de Alfonso) aprendió del maestro Steven Spielberg algunas lecciones, por ejemplo el hecho de ir revelando información progresivamente, mostrando lo fantástico en cuentagotas, mientras en el camino construye los personajes y los lazos, especialmente el que une a Alex (Evan Whitten) con su abuelo (Demian Bichir), un ex artista de la lucha libre que está padeciendo los primeros olvidos de una enfermedad degenerativa. Hay ahí algo interesante ligado a la forma de relacionarse con las raíces y las tradiciones y la manera en que se van evaporando en el tiempo (¿Coco?). Es el costado más melancólico de una película que elige, finalmente, la aventura familiar como máxima narrativa. Porque tras el chupacabras van unos científicos malos liderados por Christian Slater, quien aprendió la lección de construir el villano más repelente posible. Y la película no lo redime estúpidamente, otro detalle old fashioned que se agradece.
Claro que no vamos a poner a Chupa al lado de ET, primero porque la de Spielberg es una obra maestra y segundo porque la de Cuarón no alcanza su profundidad y tiene demasiados problemas en su último acto, donde resuelve un par de secuencias de acción de manera un poco torpe. Chupa es un subproducto, un homenaje Clase B si se quiere, que además tiene demasiados agujeros en su trama para un guion escrito por tres personas. Excesos de mexicanismo aparte, aun así hay amabilidad en su cuento, personajes queribles, un juego lúdico con lo mitológico y un diseño del chupacabras que lo vuelve muy empático para el espectador, todos elementos indispensables para que un relato de aventuras funcione. En definitiva, una película tan pequeña como sus ambiciones, cuestión que en este tiempo de historias hinchadas de auto-importancia, se agradece.
Si disfrutás los contenidos de Funcinema, nos gustaría tu colaboración con un Cafecito para sostener este espacio de periodismo independiente: