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Géneros del gaming: RPG

Por Cristian Ariel Mangini

(@Masterzio84)

Portada del Final Fantasy original de 1987, obra de Hinorobu Sakaguchi que continúa hasta nuestros días en manos de SqareEnix.

Un 18 de diciembre de 1987 salía Final Fantasy a la venta, aquel legendario título de Squaresoft que daría pie a una franquicia que continúa hasta nuestros días, mientras esperamos el Final Fantasy XVI. Arrancar la nota así puede ser un poco arbitrario y sin duda para nada objetivo: para quien escribe la saga abrió una puerta a mundos, personajes y relatos difíciles de olvidar, pero también a conocer en detalle a los juegos RPG. Esa es la idea de este artículo que abro con Final Fantasy, aunque quizás para otra generación su primer RPG sea completamente distinto como el Ultima IV (1985, Origin Systems), el Persona 3 (2006, Atlus) o el Dark Souls (2009, FromSoftware), todos juegos completamente distintos en la forma de ser jugados y su atmósfera, pero que comparten en común pertenecer a este género. A pesar de su amplitud los títulos comparten una serie de rasgos que definen a la que es sin duda una de las categorías más híbridas del videojuego.

Pero esencialmente, ¿qué es un RPG? Del inglés Role Playing Game, se trata esencialmente de juegos de rol: el jugador toma el rol del protagonista de la historia. Este control sobre las acciones del protagonista o los protagonistas se da en un mundo definido donde se encuentra inmerso y existe una evolución en el personaje que se aprecia estadísticamente. Esta definición que bien pueden encontrar en Wikipedia es exacta pero ambigua. El videojuego de rol comparte enormes similitudes con los juegos de rol de tablero, en particular Dungeons and Dragons, que con su mundo inspirado por los relatos medievales fantásticos inspiró a los primeros exponentes del género y dejó una marca indeleble hasta el día de hoy. Estos primeros juegos tenían una interface textual que describía las situaciones que se iban presentando y el jugador realizaba acciones que afectaban el resultado. Con una interfaz gráfica a comienzos de los ochentas se gestó el juego Rogue (1980, A.I. Design), que con gráficos en código ASCII hacía lo posible por construir un mundo con llaves, enemigos, artefactos valiosos e “ítems” a partir de letras. El nombre de este juego influyente inspiró a un subgénero de los RPG’s que tiene entre sus exponentes más conocidos al Diablo (1997, Blizzard), los RPG’s “roguelike”.

Pero volviendo a los rasgos generales que definen a un RPG, podemos mencionar los siguientes:

  • La habilidad para mejorar a nuestro protagonista a lo largo del juego, incrementando sus cualidades, equipamiento o valores estadísticos.
  • Un menú que integra los distintos elementos e información a lo largo de nuestra aventura. Este elemento es fundamental para comprender el universo del juego y está integrado tanto a la jugabilidad como al relato que se construye.
  • Una búsqueda (Quest) que define al relato y, al mismo tiempo, pueden integrarse búsquedas paralelas que son accesorias y ayudan a desarrollar el mundo donde se sitúa el videojuego.
  • La cualidad de tomar decisiones que afectan en cierto nivel o completamente el relato central que vertebra la historia del videojuego.
  • La capacidad de interacción con el entorno, algo que se fomenta desde los juegos más antiguos del género.

Réplica a color del juego Rogue de 1980.

A veces vamos a encontrar que estos rasgos que mencionamos no se encuentran en su totalidad o aparecen junto a elementos de otros géneros, pero en líneas generales todos los RPG’s comparten estas características a pesar de la voluminosa lista de subgéneros. Pero antes de meternos de lleno con los subgéneros, existe una categorización reciente que hace referencia al origen donde se realizó el título, pero también a una forma de hacer RPG’s: unos son los RPG’s realizados en la región oriental de Asia, más específicamente Japón, Korea y China (también llamados JRPG’s), mientras que los otros son los RPG’s occidentales. Las diferencias son cada vez menos tajantes, pero tradicionalmente podríamos verlo así:

  • Narración: acaso uno de los puntos claves para entender la diferencia. Si bien hay excepciones en ambos bandos, los JRPG suelen hacer hincapié en relatos épicos que se construyen en base a un formato lineal. Hay una ramificación de diálogos pero, como bien indica Víctor Costa en el artículo What is the difference between Western and Eastern RPGs? de Superjump Magazine, las escenas principales y la muerte de personajes claves son inevitables y forman parte de la trama. Además, es frecuente que esta linealidad se traduzca en un solo final del juego. Una de las excepciones más conocidas es Chrono Trigger (1995, Squaresoft) que, a pesar de construir cierta linealidad, permite al jugador alterar momentos claves de la trama para obtener cualquiera de los más de 10 finales que tiene. Esta linealidad permite explotar los momentos dramáticos o tensos con herramientas cinematográficas: el uso de un letimotiv musical, búsqueda de encuadres que rompen la perspectiva del jugador, trabajo de edición con montaje paralelo, etcétera. Por otro lado los RPG’s occidentales dan un marco de opciones mucho más amplio, no solo en los diálogos sino también en las acciones que podemos hacer y sus consecuencias. Esta multiplicidad de acciones nos involucran más, pero estéticamente resultan juegos más homogéneos: no hay una ruptura de la perspectiva que domina al juego, como en los casos de Baldur’s Gate (1998, BioWare) o el notable Planescape: Torment (1999, Black Isle Studios), que sin embargo ofrece una multiplicidad de formas de resolver sus desafíos y sorprende por su maleabilidad para llegar a uno de los tantos finales.
  • Protagonismo: Costa también menciona en su artículo que en los JRPG’s suele dársele al jugador un protagonista definido, con escasos elementos que puedan ser modificados. El peso de un relato lineal se acomoda a estas circunstancias, que son opuestas en los RPG’s occidentales, donde las libertades narrativas se acomodan a un protagonista que puede ser completamente personalizado por el jugador: raza, sexo, habilidades, aspecto, altura, carácter, etcétera. Esto define al protagonista como un “avatar” del jugador que experimenta al videojuego en primera persona. Por otro lado en un JRPG el videojuego se experimenta en tercera persona, con las intervenciones que se hagan a lo largo del relato.
  • Jugabilidad: el JRPG suele incluir una modalidad de combate por turnos que ha caracterizado a los RPG’s de consolas desde la tercera generación en adelante. Precisamente opuesto al diseño de combates en los RPG’s occidentales, donde la acción ocurre en tiempo real. En los últimos años esto fue desdibujándose ya que varios JRPG’s tomaron elementos de juegos de acción en tiempo real, dando lugar a híbridos, y varios videojuegos de origen occidental retomaron el combate por turnos.
  • Aspecto: Este punto es un tanto obvio, pero lógicamente los JRPG’s toman elementos estéticos del animé y el manga mientras que los RPG’s occidentales toman elementos de las ilustraciones “pulp” (pensemos en el cómic de Conan el Bárbaro) o el arte de fantasía medieval que caracteriza a Dungeons and Dragons.

Conociendo esta cuestión podemos meternos de lleno en los subgéneros del RPG, una cuestión que detallaremos en nuestra próxima nota.


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