Por Rodrigo Seijas
(@rodma28)
Lo ocurrido con Final space es de esas injusticias que ocurren en la televisión norteamericana de vez en cuando: una gran serie que tenía todavía mucho para contar, pero cuyo recorrido se termina de manera un tanto abrupta, para frustración tanto de sus creadores como de sus seguidores. Es el caso de esta creación de Olan Rogers, originada en su canal personal de YouTube casi como un experimento personal y que luego saltó a la cadena TBS. La serie animada, que cuenta con Conan O´Brien entre sus productores (y que además aporta su voz para un personaje de reparto) presenta un relato insertado en la ciencia ficción con una estructura inicialmente pequeña, pero que se va agrandando hasta hacerse gigante. El relato se centra en Gary Goodspeed, un joven bastante presumido que se enamora a primera vista de una capitana de la Guardia del Infinito llamada Quinn y que, en sus intentos de impresionarla, causa un accidente en la flota estelar. Es por eso que es sentenciado a cinco años de trabajo en una nave llamada Galaxia 1, que está integrada con una inteligencia artificial llamada H.U.E., y acompañado de K.V.N. como compañero para paliar su soledad, aunque Gary lo odia al instante. Durante una jornada, se topa con un ser extraterrestre ovalado y de color verde al que llama Mooncake, que es tan adorable como potencialmente letal, ya que tiene poderes como para destruir un planeta. A Mooncake lo busca un ser maligno llamado Lord Commander, ya que lo necesita para abrir una brecha hacia una dimensión paralela denominada Final space, donde habitan unas criaturas abismales llamadas Titanes. A partir de ahí, comienza para ambos una aventura en la que se cruzan con una multitud de personajes -uno más extraño que el otro-, visitan toda clase de lugares y viven todo tipo de contingencias. Lo que acabamos de contar es un resumen muy conciso, porque el universo que va construyendo Rogers se expande a cada capítulo, hasta incluso marearnos un poco. Pero lo que distingue a Final space son sus personajes, repletos de capas de sentido: por caso, Gary comienza como un ser presumido y superficial, pero luego va revelando una heterogeneidad de debilidades y fortalezas que lo muestran como un líder inesperado, padre adoptivo, huérfano de afecto y amigo fiel, entre otras cuestiones. Alrededor de él no solo aparecen los mencionados Mooncake -la dulzura personificada-, Quinn -una guerrera con un complicado pasado-, H.U.E. -la racionalidad y el profesionalismo personificados en una máquina- y K.V.N. -que es realmente insoportable-, sino también otros seres notables como Avocato, Little Cato, Ash, Fox e incluso el propio Lord Commander, un villano realmente notable. Todos ellos son la base perfecta para una narración que logra un llamativo balance entre comedia y drama: hay momentos que son realmente hilarantes y otros que te rompen el corazón que conviven en un mismo capítulo. De ahí que la serie se sienta como una montaña rusa por momentos agotadora, pero también adictiva, que sumerge al espectador en un mundo plagado de matices. En ese marco, la primera temporada hilvana progresivamente su entramado estético, narrativo y temático; la segunda es posiblemente la más pareja, aunque ya necesita de un público fiel; y la tercera tiene un arranque un tanto confuso, aunque su segunda parte es un tren imparable hasta el cierre. Lo cierto es que el último capítulo de la tercera entrega lleva casi hasta el extremo su tono trágico, a la vez que deja todo el conflicto central abierto, con un altísimo nivel de incertidumbre. Sin embargo, en septiembre, fue el propio Rogers el que anunció la cancelación de la serie, aclarando de paso que no se debió a sus niveles de rating, sino a cuestiones vinculadas a la fusión entre WarnerMedia y Discovery. Luce difícil que Final space encuentre nueva vida en otra plataforma, pero sus tres temporadas no solo valen la pena: son hasta imprescindibles dentro del contexto de la animación para adultos. Estamos ante una serie tan divertida como triste, tan oscura como luminosa, definitivamente bella y arrolladora.
-Las tres temporadas de Final space están disponibles en Netflix.
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