Por Rodrigo Seijas
(@rodma28)
En la televisión norteamericana hay varias joyitas que, a pesar de no hacer tanto ruido, tienen sus pequeñas legiones de espectadores y a pesar del paso de los años siguen ahí, consolidadas. Un caso a seguir es Archer, serie animada que ya suma once temporadas, de las cuales las primeras siete se emitieron por FX y las siguientes por la cadena hermana FXX. Por ahora nos concentraremos en las cuatro temporadas iniciales de la creación de Adam Reed, centrada en una agencia de espionaje llamada ISIS, integrada por un cúmulo de personalidades que chocan entre sí de manera constante. El principal es, obviamente, Archer Sterling, un espía que parece la combinación perfecta entre James Bond, el Michael Scott de The office y Homero Simpson: hábil y a la vez torpe, completamente irresponsable, mujeriego, déspota, egoísta, con varios traumas que vienen desde la infancia y, en el fondo, sensible y frágil. Pero la galería que lo acompaña en el trabajo no se queda atrás: Malory Archer, la jefa de la agencia y madre de Sterling, con quien tiene un vínculo cuando menos problemático; Lana Kane, otra agente que se supone que es la más equilibrada, pero que muchas veces es arrastrada por las locuras de Sterling; y Cyril Figgis, empleado de escritorio candidato al premio al tipo más inseguro del mundo. Pero también están el Doctor Krieger, un médico y científico que podría ser siniestro si no fuera tan hilarante; además de Cheryl Tunt y Pam Poovey, dos secretarias que compiten en niveles de desquicio. Si los primeros episodios van para el lado de una parodia un tanto esquemática del género de espías y no llegan a justificar tanto la elección de la animación como vehículo estético, cuando la serie finalmente se deja llevar por los personajes, encuentra el tono que la distingue. Y lo que la diferencia es la apuesta constante por el delirio y el juego con múltiples superficies genéricas, rozando incluso el drama trágico. Sin embargo, lo mejor pasa por el lado de la comedia, que deforma por completo los lugares comunes de la acción y el espionaje, pero también el de las típicas sitcoms situadas en lugares de trabajo. Capítulo tras capítulo, se suceden ideas cada vez más disparatadas, que incluyen un compendio de referencias a las películas de acción con Burt Reynolds…y hasta una aparición del mismo Reynolds haciendo de sí mismo en un episodio memorable llamado The man from Jupiter, que integra la tercera temporada. Allí es donde también Archer consigue construir personajes que se comportan de manera bastante miserable, pero que aún así son sumamente queribles. Y de paso confirma que la animación para adultos puede ser el territorio ideal para quebrar todos los límites de la corrección política, lo cual no solo es sano sino también indispensable.
-Las cuatro primeras temporadas de Archer están disponibles en Netflix.