Por Patricio Beltrami
Con 23 películas en poco más de once años, Marvel reconfiguró el género de superhéroes con el desarrollo de un ambicioso y diverso universo cinematográfico. En ese sentido, uno de los principales interrogantes que existía sobre el devenir del estudio era cómo reinventarse y oxigenarse luego de la extensa Saga del Infinito y de la espectacular conclusión que representó Avengers: Endgame. Un año y medio después del último film, pandemia y crisis mundial mediante, llegó la respuesta a través del streaming en Disney +. Dirigida por Matt Shakman, WandaVision se presenta como una sitcom que recorre una historia por décadas y que, a su vez, homenajea a emblemáticas series de televisión. Precisamente, el primera capítulo trascurre en los 50 y emula al Show de Dick Van Dyke (pese a que la primera emisión fue en 1961), mientras que el siguiente episodio se ubica en los 60 y alude a Hechizada. Lógicamente en blanco y negro, la producción no solo reproduce la estética de cada década a través de la escenografía o el vestuario, sino que también es fiel a los ritmos y estructuras que entonces caracterizaban a la comedia. Incluso, algunos pasajes cómicos contienen críticas al macartismo y, además, al machismo, justamente con parodias a las revistas para mujeres y publicidades de la época (claras referencias a los traumas de Wanda). Asimismo, la grabación del primer episodio se realizó en solo dos ocasiones ante un auditorio. Párrafo aparte para la banda sonora original de la serie, que durante ambos episodios presenta una musicalización acorde al formato en cada década, acompañando los matices humorísticos y anímicos en cada escena. Además, las aperturas, los cierres y las canciones también varían en cada programa, con homenajes a las series que han servido como inspiración. Por otra parte, la historia trascurre como sitcom durante casi toda la extensión de ambos capítulos. Si bien WandaVision forma parte del Universo Cinematográfico Marvel, la narración se aboca mostrar cómo ambos superhéroes intentan empezar una vida normal en pareja e integrarse entre los habitantes de Westview. Cada capítulo es autoconclusivo y los conflictos básicamente representan problemáticas cotidianas (entre la pareja, con los vecinos o con el jefe), aunque siempre está latente la necesidad de que nadie conozca la verdadera naturaleza de Wanda Maximoff (Elizabeth Olsen) y Vision (Paul Bettany). No obstante, la autora de la serie es Jac Schaeffer, una de las guionistas de Viuda Negra, y paulatinamente comienzan a aparecer elementos o situaciones que perturban a Wanda y crean incógnitas sobre la realidad que habitan los personajes. Olsen y Bettany no solo están a la altura del protagónico, sino que tienen momentos de lucimiento en la comedia, un género que había sido esquivo para ambos personajes. En papel de la entrometida vecina Agnes, Kathryn Hahn brilla en cada una de sus apariciones en pantalla, demostrando sus grandes aptitudes como comediante. Finalmente, los últimos minutos de cada episodio albergan escenas que rompen con la sitcom e introducen a la historia decididamente en los misterios y peligros que Wanda y Vision eventualmente deberán enfrentar. Pero los elementos irrumpieron a cuentagotas y, hasta el momento, tienen escasa relación entre sí: una pantalla, un helicóptero, una herida y un apicultor. Luego de un inesperado suceso, el color llega a serie y a la vida de los personajes. Finalmente, Marvel encontró la manera de reinventarse narrativamente, más allá del arribo del MCU al streaming. Seguramente el desenlace de la serie presentará elementos, conflictos y enfrentamientos más habituales en las producciones de superhéroes, aunque en solo dos capítulos se ha comprobado que los límites del género pueden seguir expandiéndose, incluso al vertiginoso ritmo del multiverso.