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Funcinema

El joven doctor

Título original: Running for Grace
Origen: EE.UU. 
Dirección: David L. Cunningham 
Guión: David L. Cunningham, Christian Parkes, Nicole Sacker 
Intérpretes: Jim Caviezel, Matt Dillon, Ryan Potter, Juliet Mills, Stelio Savante, Nick Boraine, Dann Seki, Olivia Ritchie, Derek Hall, Peyton Dilweg, Shiro Kawai, Sara Naby Kim, Jon Sakata, Rumi Oyama 
Fotografía: Akis Konstantakopoulos 
Montaje: Kyle Gilbertson 
Música: Elia Cmiral 
Duración: 110 minutos
Año: 2018
Plataforma: Cining


2 puntos


TODO LO QUE NO DEBERÍA

Por Melody San Luis

(@SanLuisMelisa)

¡Primero bajen el audio de los violines, luego hablamos! Entre el drama constante y los lugares comunes, El joven doctor se vuelve unas, aproximadamente, dos horas interminables. Pero eso sí, no dejan de sorprender las malas decisiones. Cuando se piensa que ya utilizó todos los recursos conocidos, vuelve a incursionar en otro. Hay películas que dan que hablar por lo que inspiran y otras, como esta, en la que se puede decir mucho, pero por el malestar que ocasionan.

Jo es un niño que vive de incógnito en Hawái a principios del siglo XX por su condición ilegítima de apellido paterno. Cuando su madre fallece, queda a la deriva. Despreciado por la población del lugar, es adoptado, de palabra, por el nuevo médico del lugar. El profesional, además de ofrecerle contención, le enseña su oficio. Paralelo a esto, Jo vive, desde pequeño, un amor correspondido con Grace, una niña de clase pudiente que también sufrió el fallecimiento de su madre cuando era pequeña. Ambas madres mueren de una enfermedad común de esa época. El conflicto está en que su amor se vuelve prohibido por la diferencia de clases.

El joven doctor intenta ser un relato de superación ante los obstáculos de la vida. A Jo no le queda nada por suceder, le pasan todas. El film no sólo explora una temática que ha quedado vieja, sino que utiliza todas las herramientas conocidas para llevarla a cabo, como si nunca se hubiera visto a un enamorado correr al final de la película en busca de su amada para interrumpir un matrimonio. Asimismo, no existe ningún pudor para otorgarle al personaje todos los malos pasares que se les ocurra. Hay, por ejemplo, muertes innecesarias y ocurridas de manera desprolija y absurda. Las resoluciones a los males son igual de ilógicas, facilistas, de poca elaboración del conflicto.

De igual modo, los personajes están construidos bajo los perfiles de los malos y los buenos. No hay ni evolución, ni complejidad. En cuanto a las actuaciones, no hacen más que reforzar estas características, ya que son bastante caricaturescas.

Al estar apoyada en una acumulación de lugares conocidos, la trama no toma nunca un riesgo concreto. Lejos de exagerar, El joven doctor no propone ninguna novedad a lo que ya se ha visto y como si fuera poco lo resuelve de manera desprolija y recurriendo siempre a un excesivo dramatismo.

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