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Aunty Donna’s Big Ol’ House of Fun – Temporada 1

Por Mex Faliero

(@mexfaliero)

Obviamente que en redes sociales hay mucho papanatas queriendo ser famoso, pero para la comedia ha sido un espacio más que prolífico para la exploración de talentos que de otra forma no conoceríamos nunca. La cantidad es enorme, el descarte es gigantesco, pero hay cosas que valen realmente la pena. Imagino que ese filtro lo debe haber hecho Ed Helms, productor de Aunty Donna’s Big Ol’ House of Fun, un programa de sketches humorísticos que se puede ver por Netflix. Aunty Donna es un trío australiano integrado por Mark Samual Bonanno, Broden Kelly y Zachary Ruane. Se conocieron en la universidad y desde 2011 comenzaron a trabajar el humor: un año después lanzarían una serie web que los volvería muy populares en su país, mientras se presentaron regularmente en espacios como el Edinburgh Festival Fringe, el Melbourne International Comedy Festival y Melbourne Fringe Festival, en los que se puede disfrutar de muy buena comedia. Lo de Aunty Donna se define en una sola palabra: absurdo. Aunque en verdad lo que hacen es un poco inclasificable, y por qué no inenarrable. Obviamente podemos rastrear en su humor mucho de los Monty Python y, más acá, de los canadienses The kids in the hall. Pero hay una textura contemporánea, un ritmo que tiene mucha relación con las formas de consumo actual de las redes sociales. Es ahí donde imprimen sus ideas cómicas con una velocidad que asusta y logran trasladarlas al formato televisivo con un nivel de sofisticación increíble. Y mucho más asusta su efectividad: si cada episodio dura unos veinte minutos, no hay forma de no reírse a carcajadas al menos dos veces por minuto. Aunty Donna’s Big Ol’ House of Fun es como un programa de sketches que hilvana situaciones de manera aleatoria, aunque siempre parece haber algún eje temático. Los protagonistas nos reciben en su casa y desde ahí cada capítulo va por la parodia, la incomodidad, lo musical y la referencia pop constante, con Mark, Broden y Zachary interpretando varios personajes. Si van de A a Z, lo interesante es descubrir cómo llegan de un punto al otro, un camino sinuoso repleto de maravillas cómicas. Canciones como la del café, la de “todo es un tambor” o el pasaje musical del grupo SWAT son pequeñas joyas del slapstick y el humor verbal (todo este episodio, Night-Time!, es sencillamente inolvidable). O la increíble parodia al programa de Ellen DeGeneres, donde una situación se estira interminablemente explorando segundo a segundo las posibilidades del humor y jugando con una circularidad notable. Los Aunty Donna dan cátedra, aplican perfectamente su humor al formato Netflix y son la cosa más graciosa vista en mucho tiempo. Hay creatividad, invención, incorrección, ideas puestas al servicio de la risa, autoconsciencia. Construyen una casa en la que uno quisiera vivir toda la vida. Es realmente imperdible.

Los seis episodios de Aunty Donna’s Big Ol’ House of Fun están disponibles en Netflix.

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