Título original: Idem
Origen: España / Alemania
Dirección: Fernando González Molina
Guión: Luiso Berdejo, basado en la novela de Dolores Redondo
Intérpretes: Marta Etura, Nene, Leonardo Sbaraglia, Francesc Orella, Imanol Arias, Benn Northover, Itziar Aizpuru, Patricia López Arnaiz, Alicia Sánchez, Ana Wagener, Pedro Casablanc, Paco Tous, Manolo Solo, Elvira Mínguez, Colin McFarlane, Susi Sánchez, Miquel Fernández, Jordi Reverté, Alfredo Villa, Arlette Torres
Fotografía: Xavi Giménez
Montaje: Verónica Callón
Música: Fernando Velázquez
Duración: 121 minutos
Año: 2019
3 puntos
UNA CONTINUACIÓN SIN VIDA PROPIA
Por Rodrigo Seijas
La adaptación de la Trilogía del Baztán, de Dolores Redondo, que había arrancado con la flojísima El guardián invisible, continúa en Legado en los huesos (que puede verse en Netflix) con los mismos problemas: un apego a la fuente literaria original que termina obturando cualquier posibilidad de respiro para la materialidad cinematográfica. No hay aprendizaje alguno en esta segunda entrega, que encima se ve obligado a ser un mero puente entre relatos, lo cual le quita aún más autonomía y valor.
Acá vemos otra vez a Amaia Salazar -la difícilmente verosímil Inspectora española formada en el FBI- retornando nuevamente al valle de Baztán, su lugar de nacimiento, ahora con un bebé a cuestas que agranda un poco más sus dilemas de pareja -un adorno en la trama central- y especialmente sus traumas familiares. Ahora le toca investigar una serie de asesinatos y suicidios rituales conectados entre sí y con mensajes ocultos que la interpelan directamente. Todo eso va revelando nuevos pasajes secretos y difusos de su infancia, en los que su madre juega un rol tan relevante como siniestro.
Si el punto de partida podía ser productivo, la necesidad de acumular personajes y subtramas para no dejar nada afuera, más la escasa confianza en el espectador, van demoliendo toda chance de crear un suspenso consistente. Todo se remarca desde la palabra, la banda sonora y hasta un puñado de flashbacks desplegados arbitrariamente para cubrir baches del guión pero sin un verdadero sostén narrativo. En el medio de un reparto a la deriva, aparece Leonardo Sbaraglia como un improbable magistrado que en verdad no tiene un papel relevante en la narración más allá de la sospecha de que va a ser más importante en la tercera parte.
Decíamos de Sbaraglia y lo cierto es que su personaje es un buen resumen de los problemas de Legado en los huesos: si ya su estructura de policial es totalmente endeble, encima debe cargar con el deber de ser un mero anticipo de Ofrenda a la tormenta, el cierre de la trilogía. Pura película de transición, sin conflictos propios y trascendentes -más allá de algunas vueltas de tuerca sobre los últimos minutos-, es incapaz de otorgarle carnadura a sus personajes e historias, con lo que solo se termina apoyando en aspectos técnicos como la fotografía y el sonido. Es apenas un capítulo más de un relato más grandote y enredado que es indudablemente mediocre desde la acumulación.